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De la misma manera que existe la tos improductiva, también la divagación puede alcanzar tal formato. En mi caso, un acceso me llevó a preguntarme si soy de izquierdas o de derechas. Veamos si consigo dar respuesta a una pregunta tan idiota. Por ejemplo, no me parece justo que el Banco Central Europeo preste nuestro dinero (sus fondos son públicos) a bancos privados al 1% para que estos compren deuda pública al 6%. Su ganancia del 5% hace aumentar nuestra deuda en un círculo vicioso que constituye una clara estafa producida a la luz del día y con testigos del más alto rango. Bien, esta opinión parecería situarme en una postura izquierdista. Sin embargo los gobiernos más o menos izquierdistas que hemos disfrutado no han hecho la más mínima mueca que me haga pensar que hayan intentado luchar contra ese abuso tan injusto de los bancos. De los gobiernos de derechas ni hablamos. La justicia social conviene a los mejor situados tanto como al lechal el horno de leña.

Tampoco me parece justo, ni me lo ha parecido nunca, que un empleado público o privado consiga una baja laboral echándole morro al asunto y que de esta manera su pequeña estafa (si la comparamos con la de los bancos resulta efectivamente minúscula) sea financiada por el conjunto de los contribuyentes en el primer caso o por el empresario (al que a veces le resulta bastante gravoso) en el segundo. Como jamás he oído que ningún izquierdista intentara de ninguna manera reprobar esta conducta, deduzco que en este asunto no doy un perfil demasiado rojo.

Hace ya algunas semanas un impresentable acuñó la frase "las mujeres y las leyes están para violarlas". Pues bien, la frase lógicamente le costó el puesto. A mí sin embargo no me dejó completamente satisfecho que simplemente fuera despojado de su privilegiada situación, ya que quedé realmente estupefacto al descubrir gracias a este alarde de caspa que existía un puesto que este pavo desempeñaba y que no es otro que el de "Presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior" Pero ¿qué coño es eso? ¿a qué se dedica ese consejo? Quiero suponer que su cometido no será hacer viajes por ahí para saludar a los españolitos que viven fuera de casa y merendar con ellos lo que en esos países se meriende y beber lo que allá se beba, hacer unas risas y confeccionar un informe. Si existe un presidente de la cosa seguro que hay vicepresidente, secretarios, despachos, dietas y toda la vaina. Bueno, pues esto también me parece injusto ¿Cuánto nos cuesta la broma? ¿Cuántos cargos hay por ahí que no conozco porque el que lo detenta no la ha cagado todavía de manera visible? ¿Soy en este aspecto de izquierdas o de derechas? Yo no he visto todavía ningún partido ni de izquierdas ni de derechas que haya luchado para evitar que existan esquinas perfectamente prescindibles y no precariamente remuneradas, quizás porque quien más quien menos aspira a que le coloquen a él o a su prima en alguno de esos rinconcitos acogedores, en el Senado, por ejemplo o más modestamente como asesor en alguna empresa pública de esas que palman a mansalva, pero que no dan quebraderos de cabeza o quizás contando pajaritos en algún paisaje bello y cercano a casa para no perder la tarde en viajes.

Al final creo que no debo ser de izquierdas ni de derechas pues me da la sensación de que bastaría que existiera una verdadera y potente justicia que actuara con equidad, bastaría que las leyes fueran de verdad iguales para todos (hay a quien, por ejemplo, no paran de prescribirle los delitos, y hay quien no acaba de entrar nunca en la cárcel a pesar de que le declaran culpable en varias causas); bastaría quizás que algún partido (de izquierda o de derechas) moviera un poco el culo para lograr corregir estas burlas en vez de dedicarse a indultar de manera vergonzosa, en vez de dar más importancia a los votos y (para su consecución) a los mensajes manoseados y falsos que al sentido común o en su defecto al sentido de la justicia.