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400.000 desahucios a una media entre los 400 y 500 diarios, más de 500.000 personas, se han quedado sin su piso desde 2007, a los que hay que añadir para mayor desgracia, cuatro que, no pudiendo resistir la presión a la que fueron sometidas, se han suicidado. La última víctima mortal por este motivo, ha sido en Barakaldo, Amaia Egaña, de 53 años. Se tiró al vacío mientras la comitiva que iba a echarla de su piso, subía las escaleras.

Solo ahora, después de esta verdadera atrocidad que son los desahucios, los políticos se dan cuenta. Pero han hecho falta que de 400.000 viviendas, sus ocupantes fueran echados a la calle, en algunos casos, con una brusquedad digna de mejor causa. De Europa nos ha llegado un buen tirón de orejas, y no han sido pocos los jueces, que se han pronunciado sobre la absoluta indefensión con que se llevan a cabo los desahucios en España.

Tarde, muy tarde, señores políticos, se enteran ustedes de que estas cosas se pueden hacer de otra manera, y diré más, debieron de haberse enterado cuando se estaba gestando lo que ahora se soluciona vía desahucio. Como Rubalcaba, que dice (a buenas horas mangas verdes) que siente no haber corregido lo de los desahucios cuando gobernaba. Pero eso para la ciudadanía no es ni siquiera una excusa. En puridad tiene otro nombre: ¡ineptos! Unos políticos en este punto ¡ineptos! Incapaces de haber evitado el llegar donde se ha llegado, y en su defecto, haber corregido con premura las anomalías que tanto sufrimiento, tanta injusticia y tanta impotencia causan, y no darse por enterados después de 400.000 desahucios.

Aquí nadie parece preparado lo suficiente para ver las cosas en tiempo y forma, para impedir que sucedan. Zapatero y su equipo no vieron la crisis cuando ya la estaban empezando a padecer muchos ciudadanos. Y Rajoy y los suyos, vieron una extraña crisis, afirmando que estaba propiciada por Zapatero y el peor gobierno de la democracia. Claro, que aquella crisis, con todo lo mala que era, les venía a socorrer para ganar las elecciones. Lamentablemente con frases como "dejar que España se hunda, que ya la levantaremos nosotros" ¿Lo recuerda usted, Sr. Montoro? Y en el oficio de no enterarse, tampoco se dieron cuenta de cómo estaban el resto de países europeos. Más tarde, ya con el poder en sus manos, descubrían que por Europa había otros países que estaban igual o peor que España, por lo que no les quedaba más remedio que gobernar con un programa electoral diametralmente distinto del que manejaron en la campaña electoral, llegando a decir cosas como "yo nunca haré nada que no esté en mi programa". ¿Lo recuerda usted, Sr. Rajoy? Si fueran otros los que estuvieran haciendo esto, el PP, con razón, se desgañitaría pidiendo que dimitieran y convocaran nuevas elecciones, y seguramente no faltaría una voz que tachase el asunto como un fraude electoral. Y en el fondo no le faltaría razón.

Los políticos fueron también incapaces, lo he dicho más de una vez, de ver y corregir aquel increíble desmadre de la construcción de pisos sin tono ni medida, con unos precios desquiciados e injustos por el insaciable egoísmo de quienes se enriquecieron en cuatro días a cambio de hipotecar a miles de familias de por vida, que ahora sufren las terribles consecuencias de aquella pasividad.

Los políticos tampoco quisieron ver lo que se estaba generando en las cajas y algunos bancos. Permitieron salarios, jubilaciones e indemnizaciones verdaderamente obscenas, y un funcionamiento no solo peligroso, sino completamente alejado de lo que se espera y es exigible en cajas y bancos. Y así se llegó a generar un estado tal, que deprisa y corriendo, han hecho falta aportaciones de miles de millones para evitar una hecatombe en el sistema de incalculables consecuencias.

De todas estas desidias, de toda esta inoperancia, de todos estos desastres, ¿saben ya los políticos a estas alturas de la película si hay algún culpable?

No ¿verdad?… Me lo temía.