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El conseller Rafael Bosch manifestó el miércoles, durante su comparecencia ante la Comisión de Hacienda y Presupuestos del Parlament, que la mayor parte del esfuerzo en el sector de la Educación ya se ha hecho este año, fijándose como objetivo para el próximo ejercicio el mantenimiento de la calidad. Sin embargo, los siete institutos de la Isla tienen precisamente comprometida esa calidad en este inicio de curso por el dinero que todavía les debe el Govern. En total, 476.500 euros. Esta deuda, que se ha ido acumulando desde el pasado junio, está provocando serios problemas para afrontar el día a día. Las consecuencias son, entre otras, el recorte al máximo de gastos y en la compra de material didáctico, la reducción de la partida para el mantenimiento de los edificios y la incógnita de si habrá dinero para pagar la calefacción cuando llegue el frío. Bosch dijo en la Cámara autonómica que garantizaba el normal funcionamiento de los centros, una afirmación que choca con la realidad. Las clases se han iniciado con "normalidad", según su departamento, gracias al aumento de la jornada del profesorado. Pero no basta con incrementar las horas lectivas, el alumnado debe disponer también de las herramientas y las comodidades necesarias para que su aprendizaje no se vea mermado.