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El Parlament Balear, en el debate de las enmiendas a los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma, ha aprobado por unanimidad una serie de propuestas que afectan a algunos de los grandes asuntos pendientes en Menorca. Conectar la desaladora de Ciutadella a una red general inexistente; convertir el Verge del Toro en centro sociosanitario, cuando no hay un solo euro de presupuesto; fomentar productos turísticos para desestacionalizar, un tópico evitable; potenciar el Centre de la Mar, sin especificar cómo; redactar un plan de energías renovables, un compromiso ya adquirido y pendiente; reconocer el coste de la insularidad y el de la doble insularidad, sin medidas económicas concretas. La única propuesta que habría tenido una cierta trascendencia habría sido el apoyo del Parlament a la tarifa plana y universal para los vuelos interinsulares, una idea del PSM, que no obtuvo los votos suficientes. Aprobar este tipo de propuestas con el voto unánime no sirve para nada, ni tan solo para orientar la política general del Govern, como se pretende, porque al final todo queda condicionado a la disponibilidad presupuestaria. La dinámica parlamentaria no debe perderse por estos derroteros, sino que hay que buscar la eficacia. Su función no es aprobar resoluciones inútiles.