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Olegario Cejudo es imaginario, aunque cosas más raras se han visto. Es cabezón, desmañado, de mediana edad y firmes convicciones. Un auténtico hombre de principios.

Desde el principio de Arquímedes hasta el principio del fin, un portento de bondad, honradez y coherencia. Ya hemos dicho que es imaginario, y más hoy en día, pero acostumbra a leer la prensa, escucha música clásica y colabora con una asociación sin ánimo de lucro. Todo lo cual, debería ser normal, imaginariamente hablando.

Como cristiano, sabe que hay un antes y un después del nacimiento de Cristo.

Resumiendo: 400.000 años antes, el hombre empezó a dominar el fuego; 10.000 años antes, ya inventó la ganadería y la agricultura; después vino la industria y el sector servicios. Ahora, casi 2013 años después de ese nacimiento, la gente se comunica con unas máquinas que permiten salvar las mayores distancias, pero se sigue matando en guerras y conflictos y tenemos un robot en Marte, para comprobar, de una vez por todas, si hay marcianos o algún tipo de vida extraterrestre. Olegario es imaginario, pero lo demás es tan real como Juan Carlos I.

Sus opiniones políticas no vienen a cuento, pero nunca olvidará las palabras del Rey, aquella noche del fallido golpe de Estado. "La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza, el proceso democrático que la Constitución, votada por el pueblo español, determinó en su día a través de referéndum". Supo, de manera clara y rotunda, que durante unas horas estuvimos al borde del precipicio. Afortunadamente, triunfaron la libertad, la tolerancia y el Estado de derecho.

Olegario Cejudo pasea por las calles, llenas de adornos y lucecitas de colores. Le gusta observar a la gente comprando regalos para otros, hablando cuando se encuentran casualmente, o afanándose en sus trabajos para que todo adquiera un aire de normalidad y alegría, como si aquí no hubiese pasado nada. Siempre atento a las noticias que llegan desde las instituciones europeas. Expectante ante los avances que se van produciendo, por diminutos y lentos que parezcan. Sabe que tiene que viajar más y conocer mejor a sus vecinos.

uando se acercan las fiestas navideñas, piensa en los que sufren o no tienen lo imprescindible para vivir dignamente; dolores anónimos, explotación de seres humanos, especialmente mujeres y niños. Para combatir la injusticia desbocada, cada uno tiene su grano de arena que aportar. Olegario no puede ser menos. Se ha propuesto salir del aislamiento y colaborar con los demás. Quiere un mundo mucho más amable y habitable.

Sabe que la felicidad reside en compartir, desde que leyó, de niño, que no es bueno que el hombre esté solo. Así que ha decidido comunicarse por todos los medios posibles, con aquellos que forman parte de su comunidad más próxima: los seres humanos.

Ahora piensa "What to do in Menorca", porque dicen que la inactividad es perjudicial para la salud imaginaria.