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Hace un par de semanas vivimos en Estados Unidos una de las peores matanzas de los últimos años. Esos múltiples asesinatos se suceden periódicamente en este país y por desgracia uno se acostumbra a ello, la de Newtown tuvo especial impacto por las edades de los críos que sufrieron el atentado. Se ha hablado lo suficiente de ello en la prensa para que no sea necesario aquí dar detalle alguno. Además yo no sé nada de ello más que lo leído en la prensa. Mi propósito aquí es mostrar el ambiente en que aconteció este hecho horrible y como ha evolucionado.

En los días que precedieron el suceso, los republicanos en el congreso del estado de Tennesse estaban promocionando un proyecto de ley para que se autorizara a llevar armas en los coches en los aparcamientos de los lugares de trabajo. La razón esgrimida es que muchos empleados viajan una gran distancia para ir al trabajo y necesitan armas para su protección.

Este proyecto de ley enfrentaba a dos grupos que en general apoyan al partido republicano, los que promocionan las armas de fuego y los empresarios. Vistas algunas de las matanzas ocurridas en lugares de trabajo, no es sorprendente que a los empresarios no les haga ninguna gracia que sus empleados tengan armas de fuego tan cerca.

El mismo día del suceso en Newtown, cuando daban las noticias iniciales de la matanza daban a la vez unas declaraciones de los promotores de la nueva ley sobre una oferta de plan a los empresarios para que la apoyaran. Esta nueva ley promocionada por la Asociación Nacional del Rifle no era solo una iniciativa en Tennessee, iniciativas similares se llevaban a cabo en Alabama, Carolina del Sur y Pensilvania. Estaban apoyada fuertemente por el Tea Party que entró a formar parte de los legislativos de estos estados.

En Michigan, se acababa de aprobar una ley por el legislativo que permitiría llevar armas ocultas en sitios públicos y privados, como hospitales, guarderías y colegios. La ley estaba a la espera de la firma del gobernador. El suceso de Newtown hizo que el gobernador la vetara.

Tienda de armas

La reacción a lo que pasó en Newtown fue una inmediata movilización por parte de quienes creen que debe limitarse el uso de armas, al menos de las llamadas semi-automáticas que permiten lanzar una nube de balas en pocos minutos. Las primeras iniciativas fueron por parte de personas afectadas por hechos similares. Luego siguieron algunos políticos demócratas.

Los republicanos más extremos, como congresistas por Texas y el exministro de Educación de Bush, saltaron a la defensa del uso de las armas y pidieron guardias armados en las escuelas, algunos incluso pidieron armar a los maestros. A este clamor se sumó una semana después la Asociación Nacional del Rifle culpando a todo dios por lo que había pasado menos al uso de armas semi-automáticas.

Evidentemente detrás de estas posiciones están los intereses de los poderosos fabricantes de armas, una de las industrias más florecientes en EEUU. Aquí se fabrican más de cinco millones y medio de armas de fuego al año y la mayoría se vende en este país.

Algunos republicanos, como el candidato a presidente Huckabee, culparon a la ausencia de Dios en las escuelas. Los extremistas cristianos de la iglesia Batista de Westboro pidieron que se "glorificara a Dios por haber ejecutado su juicio", e indicaron que Dios había enviado el asesino a Newport como castigo al estado de Conecticut por haber legalizado el matrimonio homosexual.

También se oyeron otras voces razonables que indicaron que no son solo las armas lo que está detrás de esos sucesos. Una dificultad que encuentran algunos padres es la de los críos con problemas psicológicos fuertes. Gracias a la sanidad privada de la que gozamos, los seguros normales ofrecen muy poca ayuda en esos casos y eso para quienes pueden pagarse el seguro. Las escuelas tampoco ayudan mucho en estos casos y lo que procuran es quitarse de encima a los niños con problemas.

Otro problema es la glorificación de estos asesinos extremos. Hay un cierto morbo de saber detalles y la prensa muchas veces habla y habla de estos asesinos que se transforman en héroes para algunas de las mentes desequilibradas.

Como puede apreciarse, el problema es complejo. La complejidad de estas situaciones está incluso a nivel del control de armas. Aunque ahora se prohibiera la venta de armas semi-automáticas, el país esta inundado de ellas. No hay cifras exactas ya que la Asociación Nacional del Rifle se ha asegurado promocionando leyes para que los datos no sean accesibles a los ciudadanos. Pero se calcula que en Estados Unidos hay 90 armas de fuego por cada 100 habitantes. ¿Cómo se puede controlar eso?

De momento, los políticos con su característico sentido de la eficacia han creado unos comités para estudiar el problema. A su vez, las ventas de armas se han disparado ante el temor que se prohíban. Algunas tiendas de armas tuvieron que desconectar los teléfonos los días antes de Navidad ya que no podían responder a la demanda. Mientras tanto, las muertes por armas de fuego en este país siguen a un ritmo de 3,5 diarias.