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El travelift del varadero de Maó es una infraestructura necesaria para sacar del mar las grandes embarcaciones, para dar seguridad a las que amarran en sus muelles y para atraer barcos que buscan puertos base con servicios adecuados. El desmontaje de la grúa ha causado preocupación hasta el punto que el Ayuntamiento, las patronales APEAM y ASMEN se han puesto de acuerdo con Autoridad Portuaria, que es la administración competente, para encontrar una solución. Sin embargo, a pesar de la unanimidad sobre la necesidad de que el travelift permanezca en el Cós Nou y de la disposición de las patronales para colaborar en su financiación y funcionamiento, la solución todavía no se vislumbra. Y eso, una vez más, preocupa. El puerto se ha acostumbrado a que el tiempo que transcurre desde que se adopta una decisión hasta que se ejecuta un proyecto es excesivo. Es evidente que se han de cumplir todos los requisitos de cualquier inversión pública, en un momento en que se exige un control firme del gasto, pero también es necesario encontrar la agilidad para que las soluciones lleguen a tiempo. El mismo concurso del varadero del Cós Nou, con las plicas abiertas desde noviembre de 2011, sigue pendiente de adjudicación. La demora sí provoca resultados, negativos, por supuesto.