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La sospecha, la duda constante, la desconfianza más absoluta hacia los políticos por parte de la ciudadanía, es culpa exclusiva de los políticos, que se lo han ganado a pulso, al igual que otros estamentos, incluyendo el sistema bancario, la justicia y hasta la monarquía.

¿Cómo confiar en un banco después de ver lo de las preferentes o lo de Bankia? ¿Cómo confiar en la justicia después de estar viendo a una madre que utilizó para dar de comer a sus hijos una tarjeta bancaria que se encontró y que si no hubiera sido por el indulto, estaría a estas horas en la cárcel?, mientras que otros, por ejemplo "los primos de las gabardinas", con un asunto de muchos millones, o el chino, que presuntamente mandaba contenedores a su país llenos de euros. Estos están en la calle, y esta pobre madre, por cuatro euros, iba a ir a la cárcel. La Casa Real con un Urdangarín que puede acabar con la monarquía o por lo menos ser quien más daño le ha hecho. Cada dos por tres afloran nuevos actos presuntamente delictivos de este personaje, al punto, que puede ser más sencillo preguntar: ¿qué es lo qué no has hecho hoy Urdangarín?

¿Cómo confiar a ojos cerrados en un Gobierno que ha hecho en un año todo lo que dijo que no iba a hacer? Un Gobierno y su presidente que ha hecho añicos la confianza de la ciudadanía, a fuerza de decir cosas como "yo esto nunca lo haría" y luego hacerlo.

La gente está harta de estar harta. No hay día que no afloren nuevos casos de corrupción. Hoy es muy arriesgado asegurar que no queda por ahí, un buen puñado de casos de corrupción que aún no han saltado la barda de la opacidad para pasar a la luz de la opinión pública. La gente ve la deplorable apatía, la abulia, la inanidad del PP y PSOE por acabar por la corrupción.

El sábado día 2 de febrero, el Sr. Rajoy, D. Mariano, dijo lo que tenía que decir. Ninguna sorpresa, porque todos dicen siempre lo mismo. En este caso concreto, respecto a los sobres con dinero negro, el presidente lo negó todo. Es lógico, pues lo contrario, conllevaba la dimisión, y por un papel y unas cuentas publicadas en prensa, no hay ni presidente ni Gobierno que dimita. Es su palabra enfrentada a unos papeles, donde desde mi punto de vista, eso sí, el Gobierno ya tendría que haber interpuesto una querella contra el Sr. Bárcenas, aparte que demostrar lo que dicen las cuentas del Sr. Bárcenas, solo se me antoja posible si surgiera un testigo que pudiera demostrar que se entregaron esos sobres.

El diario "El Mundo", acaba de publicar que el Sr. Bárcenas ha entregado a un notario cierta documentación para hacerla pública en caso de que fuera a la cárcel. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Cuando surge un caso como el que estamos comentando, donde aún no hay nada categóricamente probado y menos aún judicialmente, es cuando más falta hace la confianza. Debería ser suficiente que el presidente del Gobierno asegurase cómo aseguró, que "es falso, nunca, he recibido ni repartido dinero negro". Desgraciadamente, la gente ya no se fía ni de su propia sombra, y motivos tienen más que sobrados. Si bien, déjenme decirles, que por la especial situación en la que estamos, yo pongo la mano en el fuego por la honorabilidad del presidente, aunque me la queme. Me parece personalmente fundamental confiar en el presidente y en el Gobierno de mi país, aunque no se lo tengan ganado. Y además, no estén poniendo las cosas precisamente nada fáciles a fuerza de incumplimientos, pero sigo teniendo por muy valioso a un gobierno emanado de las urnas de cualquier otro de una naturaleza no democrática. Sigo confiando en que el Gobierno demuestre con algo más que auditorías que no es culpable.