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Los oráculos que vaticinaban quién iba a ser el próximo Papa en ocupar la Silla Pontificia (muchos decían que sería romano porque tres Papas no italianos no era lo esperado), han estado estrepitosamente errados. A ninguno de los que no se resistían de intentar adivinar el sucesor de Benedicto XVI, se le ocurrió pensar en el arzobispo de Buenos Aires. Quizá porque Argentina les quedaba muy lejos, y en verdad es curioso, porque su Santidad Francisco I en el anterior Cónclave quedó como el más votado, solo detrás del Papa emérito Benedicto XVI. Y los que dicen saber estas cosas, añaden que pidió después de que se cerrase la puerta de la Capilla Sixtina y que el cardenal maestro de ceremonias del Vaticano pronunciara el "extra omnes" (todos fuera) que no le votasen a él, lo que finalmente se tradujo a favor de Joseph Ratzinger.

Es el primer Papa jesuita y el primero también en elegir el nombre de Francisco, que en latín es Franciscus. Es el Papa número 266.

Se ha dicho que todos los Papas han sido europeos. No es exactamente así, ya que hace 741 años, otro Papa, Gregorio III (731-741) era de origen sirio. Como curiosidad sobre este Papa, déjenme decirles que cuando fue elevado al solio pontificio, no era cardenal, sino simplemente sacerdote. De él se dice que su memoria era tal, que le permitía repetir el Salterio palabra por palabra.

Pero volviendo por el camino que traía, déjenme anotarles por lo menos alguna curiosidad o peculiaridad sobre el actual Papa Francisco. De él se dice, que en Argentina no vivía en el palacio arzobispal, sino en un piso cercano a éste; que de ordinario viajaba en autobús, y que tenía la costumbre de limpiar él mismo la casa donde vivía y a veces prepararse su propia comida.

Ojalá que tenga un largo y fructífero papado, para el bien de la iglesia y de los que procuramos vivir en la fe del cristianismo.

No puedo terminar estas letras sin expresar un recuerdo hacia el Papa emérito Benedicto XVI, que seguro ha de prestar a Francisco I, la ayuda inicial de su experiencia, pues no siempre un Papa puede pedirle consejo a otro Papa.