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Ha sido crucificado a la derecha del Señor. Era de origen galileo y poseía una posada. Atracaba a los ricos, pero a los pobres les favorecía. Aun siendo ladrón, solía dar sepultura a los muertos. Se dedicaba a saquear a la turba de los judíos; robó los libros de la ley en Jerusalén, dejó desnuda a la hija de Caifás, que era a la sazón sacerdotisa del santuario, y substrajo incluso el depósito secreto colocado por Salomón .

A la izquierda del rey de los judíos está crucificado el mal ladrón, quien se atreve a decirle al Redentor: "¿No eres Tú el Mesías. Sálvate a Ti y a nosotros." El de la derecha le reprendió: "Y tú que sufres la misma pena, ¿no respetas a Dios? Lo nuestro es justo, pues recibimos la paga de nuestros delitos; este, en cambio, no ha cometido ningún crimen." Y le pidió a Jesús: "Cuando llegues a tu reino, acuérdate de mí." Y el Crucificado, que miraba hacia él según la tradición de las representaciones pictóricas de la crucifixión, le respondió: "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso." (Lc. 23-43).

En el relato hay un sentido alegórico y cierta liturgia.

El "uno a su derecha y otro a su izquierda" hace clara referencia a las palabras de Cristo que "acercará a los de su derecha y alejará a los de su izquierda", lo cual le da solemnidad y, por tanto realza la importancia que tiene en el momento en que sucede. ¿Qué llevó al ladrón situado a la derecha a creer en Cristo? La opinión de casi todos los escrituristas ha sido siempre que el ver la paciencia, la mansedumbre de Cristo durante toda su Pasión y Cruz. La persona que tradicionalmente, aun siendo un delincuente, fue calificado como bueno, es uno de aquellos dos que aparece en los evangelios flanqueando a Jesús en el Gólgota, y que tras mostrar su contrición, le fue prometido el estar con Él, en el paraíso. Nos vale, por tanto, lo del buen ladrón, que dicho sea de paso aunque los evangelios canónicos no dan su nombre, los apócrifos sí lo refieren. Concretamente, 'El evangelio árabe de la infancia' lo llama Tito, mientras que al malo lo nombra como Dumaco, haciéndolos aparecer durante la niñez de Jesús, asaltando a la Sagrada Familia por tierras de Egipto, vaticinándose que con los años le acompañarían como crucificados en el Monte de las Calaveras. Por el contrario, el evangelio apócrifo de Nicodemo sitúa en el Gólgota como malo a Gestas y como bueno a Dimas, siendo así reconocido en el santoral, a pesar de aparecer su nombre dentro de los evangelios no oficiales. San Dimas, el "buen ladrón", el crucificado a la derecha de Cristo, es -junto al propio Jesús y a la Virgen -, el único ser humano del que se tiene certeza (de fe) que ha entrado en el Cielo de la mano del hijo de Dios. El primer santo de la historia. Un santo sin canonizar y que, para más inri, ni siquiera era cristiano. No es el único caso: al menos una veintena de personajes del Antiguo Testamento –que no pudieron formar parte de la Iglesia, ni tan siquiera conocer a Jesús- son alabados como tales, reconocidas sus festividades y veneradas sus reliquias. Abraham, Moisés o (el santo) Job son algunos de ellos. También Juan Bautista o San José, quienes fallecieron antes incluso de que Jesús iniciara su vida pública.
Y además dos detalles: Es patrono de relojeros (¿por su conversión "a tiempo"?); atracadores, asaltantes, ladrones (es de suponer que arrepentidos); para hallar las cosas perdidas (por si se las robó), hay costumbre de "atar a San Dimas" un pañuelo hasta que lo perdido aparezca, reminiscencias del pasado que tienen su encanto. La cruz en que murió, se conserva en Chipre; mientras que el travesaño está en Roma, en la iglesia de la Santa Cruz.

Hoy en día, en que todo vale, y la práctica del hurto o robo es frecuente y cotidiano hasta las más altas esferas, llega incluso a dar la sensación de que quien no practica este ilícito deporte es, poco más o menos que un idiota. Para poder calificar a un ladrón, que por tanto ha cometido con anterioridad la mala acción, como bueno tendría que llevar emparejado un sincero arrepentimiento y, por supuesto, un favorable propósito de enmienda. Pero, a la vista de lo que estamos viviendo en todos los niveles, se cometen malas acciones de este estilo y de sincero arrepentimiento nada de nada, al contrario suma y sigue, y el que venga detrás que arree con todo. Sin embargo para contrarrestar todo ello, existe algo que hoy está en desuso y que debería practicarse y que se llama decencia.