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Estamos a mitad del campeonato intercontinental y todavía no hemos puntuado. Desde luego los españoles no tenemos demasiado derecho a quejarnos: nuestra aportación histórica al equipo europeo viene siendo bastante penosa. Exceptuando al mítico Felipe González, incansable y hábil regateador, creador de juego y tan competente corriendo la banda como robando balones, nuestra contribución a la selección de la UE se ha concretado posteriormente en tres personajes a cual menos convincente: un fantasmilla megalómano pero sin control sobre el balón ni sobre su ego, un tontorrón sin mayor cualificación y un soso de libro que en realidad no tiene ni puñetera idea de fútbol ya que su especialidad es el ciclismo y su mayor afición la de actuar como bombero torero en el papel de Don Tancredo.

Pero el verdadero problema no radica tanto en que nuestro actual representante en la selección continental sea un manta (que lo es), ya que hasta la fecha se ha limitado a chupar banquillo y por tanto no entorpece el juego; el problema es el equipo titular, que no puede ser más anodino.

En el tridente de ataque encontramos nada menos que al tristón y desganado Van Rompuy, mano a mano con el correoso pero poco creativo Barroso y con la insepulta aunque desaparecida Catherine Ashton. Esta delantera de lujo (gozan de una jugosa ficha) no es ya que no haya metido un puñetero gol, es que ni siquiera ha chutado a puerta ni forzado todavía un miserable córner.

Y qué decir de la defensa y el mediocampo. Un Hollande castigado por los calambres ya desde los primeros compases del partido, el inglés que va a su bola, un dudoso italiano que deberá salir al campo pero a quien ni siquiera se conoce todavía, y en fin un grupo que quizás diera algo de juego en segunda división, pero que a la hora de lidiar contra el campeón de grupo de los emergentes y contra los imperios de toda la vida, con toda seguridad no se comerá una rosca.
Mención aparte merecen la capitana del equipo y el guardameta. En cuanto a la primera, galardonada con el balón "morro de oro con prima de riesgo cero",

Angela Merkel, conocemos que controla bien la bola en carrera pero verificamos sin embargo que es una chupona convencida, que se llena de balón y que jamás reparte juego.

Con estos mimbres, que nos invitan a añorar no ya al inolvidable artillero Churchill sino incluso a los centrocampistas Mitterrand, Willy Brandt o Pertini, no se construye una escuadra ganadora. O mucho me equivoco o continuaremos acumulando derrotas.

El único jugador que viene demostrando profesionalidad es nuestro portero, el BCE. Pero resulta que el BCE no deja de ser un banco, y ¿quién sabe pues a qué intereses responde?

Algunos infiltrados en la organización aseguran que nuestro guardameta juega en realidad para el contrario, que es un quintacolumnista que se deja colar goles, que la competición está amañada, que el seleccionador continental, que en apariencia está elegido en las urnas, en realidad responde al consorcio de bancos que opera con éxito en todos los continentes y que ha decidido que ahora toca en Europa fichar jugadores poco relevantes para que no toquen mucho las pelotas y que dejen que el capital fluya por donde y como convenga.

Hay quien opina que esto no puede ser, puesto que en España, sin ir más lejos, elegimos libremente a nuestro representante, pero también es cierto que los candidatos vienen ya seleccionados de fábrica (no hay listas abiertas) y no resulta tan impensable que un poder asociado a la todopoderosa banca pueda influir en la conformación de las candidaturas (incluso donde hubiera primarias) poniendo por ejemplo palos en las ruedas de los aspirantes asilvestrados o allanando el camino a los mejor domesticados. De momento, los bancos que habían logrado sin dificultad que los contribuyentes sureños paguemos por la cara y sin rechistar sus graves descalabros, y que habían ya practicado exitosamente la estafa a viejecitos, han conseguido ahora que parezca normal el robo de depósitos a cara descubierta, que no es moco de pavo.

El caso es que si la cosa funcionara en realidad de esta enrevesada manera me pregunto qué posibilidades tendremos de salir a flote. Sería como intentar luchar contra la mafia con un pelotón de boys scout.

Apunte:
Quisiera expresar mi profundo sentir por la muerte de Tirso Pons. Si cundiera su ejemplo de honestidad política, su afabilidad, su pasión por el saber, su mente despierta y abierta, otro gallo nos cantaría. Todos tenemos mucho que aprender de tan entrañable maestro.