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- Como saben – les informó el jefe - nos han encargado un trabajo de marketing sobre la marca "España". Por lo tanto, les ruego que olviden por un momento palabras como país, patria, monarquía parlamentaria, realidad histórica o unidad de destino en lo universal…Para nosotros, solo se trata de vender un producto. Y la gente compra aquello que transmite una buena imagen, o sea, algún signo distintivo, en la globalidad inmensa del gran mercado global que nos engloba a todos. ¿Me siguen?

Intentemos alejar términos negativos como: rescate, corrupción, escrache, Urdangarin o tocomocho…Vamos a buscar asociaciones positivas, que atraigan al cliente potencial y aporten al producto un valor añadido. Por ejemplo: Picasso, Gaudí, Goya, Iniesta, Ferrán Adrià, Rafa Nadal o Cervantes…

. ¿Cómo lo haremos, jefe? – inquirió uno de los publicistas de "Totvenut y asociados".

- Con una tormenta de ideas – respondió tajantemente el director de ventas - La tormenta de ideas es una técnica que consiste en decir lo primero que se nos viene a la cabeza, sin ninguna censura previa. Se apunta todo para, posteriormente, cribar lo que puede resultarnos útil o rentable…así se estimula la creatividad y se liberan todos los fantasmas interiores. Recuerden lo que dijo Sergi Mateo: "Sin respuestas emocionales, es imposible que una campaña publicitaria genere resultados". La información que no provoca emociones, no nos sirven para nada.

Así que todos se pusieron manos a la obra. "En España, no se pone el sol" – fue lo primero que dijo uno. Eso está un poco anticuado – contestó otro, sin poder reprimirse. –Habíamos quedado que sin censura…pero yo lo decía por lo de las playas.

- Digamos que es irrompible – propuso Martínez, que leía los periódicos. – "Juntos, pero no revueltos" – contraatacó la más joven del grupo. "El puente entre África y Europa"; "El gran casino europeo"; "La madre que nos parió"…los diferentes eslóganes - la mayoría absurdos e inviables - salían a raudales de las mentes en ebullición. La gente daba rienda suelta a las ocurrencias más peregrinas y aquello no había quien lo parara…

Entre los muchas ideas que fueron descartadas, podemos citar: "España es diferente…a Portugal"; "Visita España y olé"; "Pobres, pero honrados"; "Relax y emociones: todo incluido", o "Come to Spain Again". Tras varias horas de escuchar paridas, la gente empezó a dar claras muestras de agotamiento. No conseguían ponerse de acuerdo y las diferentes camarillas que se habían formado, por afinidad o simpatía, se iban vetando las propuestas mutuamente.

Sin la armonía necesaria para sacar ninguna adelante, decidieron retirarse a pensar, cada uno por su cuenta, y reanudar la sesión de trabajo al día siguiente. Los ánimos estarían menos caldeados y habrían podido reflexionar con calma, sobre el complejo producto que estaban intentando vender a turistas e inversores.

Cuando acabó la tormenta, volvió la calma. Aunque el jefe parecía bastante preocupado.