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El número de bajas laborales en Balears se ha reducido un 20 por ciento en solo un año. Eso significa 900.000 jornadas laborales que no se han perdido. Este dato representa una mejora considerable de la competitividad de nuestra economía. Es una consecuencia también de las medidas que afectan a los funcionarios y que limitan sus prestaciones en el caso de baja por enfermedad. Los sindicatos han protestado porque dicen que los trabajadores acuden enfermos a sus puestos de trabajo. Yo prefiero pensar en positivo, que cuando las personas con empleo tienen 36,8 de fiebre o un poco de dolor de cabeza acuden a su puesto de trabajo porque saben de las dificultades que padecen las empresas para afrontar el pago de las nóminas cada mes.

Si algún trabajador tiene miedo puede ser por dos motivos. O bien estaba acostumbrado a la baja "fácil", la que concedía el médico sin demasiados análisis, y se aprovechaba del sistema, o realmente el empresario ejerce una presión excesiva. En el primer caso, el trabajador irresponsable ha de cambiar, obligado por las circunstancias y eso es bueno para la empresa y para la economía, incluso para él. En el segundo, si el empresario se aprovecha de la crisis para obligar a trabajadores enfermos a acudir a sus puestos de trabajo hay motivos para denunciarle. Y si además despide a alguien por estar de baja, Inspección de Trabajo tendrá que actuar. A mí me cuesta imaginar a empleados con 39 de fiebre arrastrándose por la oficina. Creo que si uno está realmente mal pide la baja y si ve que se encuentra un poco mal va al trabajo. Ese esfuerzo es positivo si se trata de ayudar a su empresa a seguir adelante. Y en eso los sindicatos no deberían estar en contra.