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La última vez que estuve en Menorca trabajando, en el año 2007, tuve el placer de dirigir un curso denominado "Plan de Mejora del Pequeño Comercio" en el que durante casi tres meses trabajamos un grupo de consultores especialistas en las distintas áreas del comercio con un conjunto de comerciantes -veinte, si no recuerdo mal- de toda la Isla.

En aquellas fechas ya se atisbaba el final de un ciclo forzadamente expansivo, basado en la construcción y el crédito, que había duplicado las cifras reales de nuestra economía y que, como se demostró después, nos está tocando descontar con el consiguiente sufrimiento de toda la sociedad, especialmente de aquellos que pierden su puesto de trabajo y les cuesta horrores recuperarlo.

Obviamente, el comercio se había aprovechado de esa situación pues las ventas habían crecido en aquellos años sin hacer demasiadas alharacas. Los comercios que visitamos en Mahón y Ciudadela estaban casi todos bien, mejorables pero suficientemente bien. No obstante, se hicieron decenas de recomendaciones especialmente en las áreas visuales (interiorismo, decoración y escaparates), en la de marketing (colección de productos y política de precios y promoción) y en la de comunicación (no solo publicitaria sino que ya empezábamos a insistir en la virtual a través de las nuevas tecnologías de la información y comunicación -TICs-).

Por supuesto, en las áreas tradicionales: finanzas, jurídico-fiscal, recursos humanos, calidad y medioambiente y prevención de riesgos laborales, también se hicieron avances con aquellos participantes que lo necesitaban y comprendían que tenían que hacer cambios.

Cuando recibí la invitación del presidente de ASCOME, Vicente Cajuso, antiguo alumno de aquel curso, la acepté inmediatamente; no solo por el honor de su amistad y respeto sino, sobre todo, por tener la oportunidad de volver a ver a aquellos participantes, analizar sus cambios y tener una visión objetiva de la situación del comercio de Menorca después de la devastación producida por la terrible recesión que llevamos sufriendo desde hace ya cinco años.

He tenido la oportunidad de caminar con mi bloc de notas los días 6 y 7 de este mes de mayo, por las calles de Es Mercadal, Alaior, Ciutadella y Mahón y he recibido muy buenas impresiones. Realmente, esperaba encontrar un comercio deprimido tal y como me ha ocurrido en otras regiones donde he prestado mis servicios: Valencia, Galicia, Andalucía, Extremadura, Canarias, Asturias y las dos Castillas.

Sin embargo, a pesar de que se observa una reducción de la actividad (menos ventas, menos turismo, etc.), he encontrado una Ciudadela limpia, con unas fachadas históricas muy cuidadas y un comercio a la misma altura: moderno, visual, bien atendido y abastecido. Unos pueblos del interior con sus ejes comerciales bien definidos (especialmente en Es Mercadal; Alaior tiene el handicap del Ramal y debe hacer un esfuerzo por ubicar una zona comercial más cómoda), un surtido de comercio y servicios suficientes y buenas zonas de aparcamiento. Por último, he encontrado un Mahón mejor de como lo recordaba. Los ejes comerciales llenos de tiendas y visitantes, más comercio y más accesible. La asignatura pendiente sigue siendo la plaza de la Explanada, demasiado grande para conectar los ejes comerciales de los barrios con el centro, por ejemplo.

Más y mejor comercio, menos población y turismo; implica un esfuerzo extraordinario por parte de los comerciantes que han visto reducidos sus "salarios" en un 50 por ciento o más, no se manifiestan y siguen apostando por sus comercios invirtiendo en mejoras que a la larga redundarán sobre todo en dotar a la Isla de una infraestructura comercial que ya es más de la mitad de la actividad económica de la misma.

Por eso, la unión de los comerciantes con la Administración insular y los Ayuntamientos en aras de preparar la Isla para un comercio de calidad y buenos precios, con unos portales comerciales virtuales, áreas diferenciadas en las ciudades y centros comerciales con locomotoras distintas a las actuales; puede resultar un cóctel o fórmula realmente innovadora y ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas aún en tiempos difíciles para afrontar la recuperación con una ventaja -o muchas- competitiva.
¡Enhorabuena Menorca!