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Los empresarios mallorquines o de Balears, pusieron al rey Juan Carlos en un apuro, cuando se les ocurrió aquella ocurrencia de regarle al monarca un ostentoso yate. Parece que como reconocimiento a que la familia real pasara sus vacaciones en Mallorca. El gesto en sí ya es merecedor por lo menos de un comentario en extenso sobre la conveniencia o no del curioso y caro regalo al jefe del Estado. Pero es que ahora, el mismo grupo de empresarios parece que ha escrito una carta al Gobierno reclamando les sea devuelto el yate real.

Como la letra de aquel tango argentino cantado a la luz de gas mortecina de una farola donde se besa clandestina una pareja o se mean los perros del amanecer. El gaucho en su tango, le recuerda a la pareja con la que ha roto "que los besos que te di me los retornás". Los empresarios mallorquines también le dicen, aunque no sea cantando al Rey, que el yate que te regalamos nos lo retornás.

No sé si está bien o está mal, pero a mí me causa vergüenza ajena, venir ahora a reclamarle al monarca vía gobierno lo que nunca debieron de haberle regalado.

Se necesita de una ética discutible regalarle al Rey un yate caro, muy caro, incluso dicen ahora, que tuvieron que hacer esfuerzos económicos. Y ahora hay que hacerlos para echarle narices y reclamar el regalo. En mi opinión una situación chabacana de principio a fin. Lo mismo es que al humano intelecto le está empezando a afectar el cambio climático.