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Habiendo emigrado en el año 1976, justo antes de la llamada transición democrática, y habiendo pasado bastantes años sin estancias extensas en España hasta el 2006 hace que en estos últimos años note mucho más los contrastes y los cambios en la sociedad española. Para mi fue una experiencia muy positiva el ver todos los cambios a mejor que había experimentado el país desde la transición.

Por desgracia, desde 2006 he ido viendo también un deterioro continuo de la situación social que se ha acentuado seriamente en los dos últimos años. Mirando esto con cierta perspectiva, uno piensa o mejor dicho espera, que ese deterioro sea algo temporal, pero claro la temporalidad no alivia los dolores de quienes ahora lo estén pasando mal.

De todas formas, en estas dos últimas semanas, ha habido una serie de noticias que me han causado sorpresa y dolor, y que me indican que en algunos aspectos profundos no ha cambiado la sociedad todo lo que yo esperaba. Las noticias a que me refiero son las muertes de varias mujeres por mano de sus parejas. Yo esperaba que ese machismo nefasto fuera algo del pasado, pero veo que emerge con mucha más frecuencia de lo que pensaba.

No es que el machismo sea algo solo de nuestra sociedad. Por desgracia está muy extendido. Con ello no me refiero solo a los países y sociedades que normalmente se usan como ejemplo de tales actitudes. En un país nominalmente desarrollado como los EEUU actitudes de este tipo están enraizadas.

Hace pocos días, uno de los tertulianos del Fox News, Eric Erickson defendía que: "cuando uno mira a la naturaleza, los papeles del macho y la hembra en la sociedad y entre otros animales, el macho tiene un papel dominante" y añadía "quienes dicen que eso es malo son anti-ciencia". Naturalmente, esas personas no defienden directamente la violencia machista, pero con su actitud la consienten y la fomentan.

Tan dramático son estas afirmaciones como el silencio de muchos que en puestos de responsabilidad no salen a condenar tales acciones. No solamente me refiero a quienes tiene responsabilidades políticas, sino también a responsables sociales y religiosos.

Tecla y Pablo, pintura en las puertas del relicario de Santa Tecla en la catedral de Tarragona
Tecla y Pablo, pintura en las puertas del relicario de Santa Tecla en la catedral de Tarragona

Curiosamente, en los primeros años del cristianismo la mujer tenia un papel bastante igualitario al hombre. Pablo en su carta a los Gálatas afirmaba: "No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús." Pablo trabajo y colaboró con muchas mujeres en la propagación del cristianismo. En su carta a los Romanos nombra a Foebe como diacono de la iglesia, Prisca que mantenía una congregación en su casa, y Junia de la que dice que es preeminente entre los apóstoles. Esto es lo que está en los manuscritos más antiguos que se conocen de sus cartas, después ha habido cambios sutiles y en alguna de las traducciones del Nuevo testamente se le ha cambiado el sexo a Junia.

Una de las razones de la atracción del cristianismo para las mujeres en los primeros años fue curiosamente la importancia del celibato. En aquella sociedad, los padres disponían el matrimonio de las hijas según su conveniencia. Esto debía plantear situaciones muy difíciles para la mujer. Ante las opciones que ellas tenían, a veces el celibato era la más atrayente. Una historia que muestra esta situación se encuentra en un libro del Nuevo Testamento apócrifo de los Hechos de Pablo y Tecla. Probablemente, este libro no tiene mucho contenido histórico pero si es interesante por su ambientación y como aun siendo del siglo segundo narra el papel de Tecla como colaboradora de Pablo y actuado como ministro de la iglesia.

No solo hubo cambios sutiles en lo que escribió Pablo. A partir del siglo segundo aparece intercalado en su primera carta a los Corintios un comentario sobre que las mujeres deben callar en la iglesia, a pesar de que ese comentario contradice comentarios anteriores de Pablo en la misma carta. Pero sobre todo entre las escrituras canónicas se incluyen cartas que se atribuyen a Pablo, escritas después de su muerte, dando una versión opuesta a lo que el reflejaba sobre el papel de las mujeres. Así aparece Pablo en estas cartas como defensor del machismo cuando él parece haber tenido una actitud totalmente opuesta.

Desgraciadamente, la paridad entre el hombre y la mujer fue solo en un periodo corto dentro del cristianismo. Los mismo cambios hechos en las escrituras reflejan ese cambio de actitud que perduró durante siglos. Solo recientemente, distintos grupos cristianos están revisando esta falta de paridad.

Existe en nuestra sociedad la necesidad de revisar la educación de los niños para eliminar estas posiciones machistas. No solo esto requiere educación de libro, sino una educación de convivencia que enseñe el respeto mutuo y la igual capacidad de hombres y mujeres para representar cualquier papel dentro de la sociedad. Este ejemplo tiene que venir de todos los sectores de la sociedad, no solo de la escuela, sino de la familia y de la comunidad religiosa.