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La alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, comparecerá el 8 de julio en pleno extraordinario para hacer un balance de sus dos primeros años de mandato. Se aprobó ayer, a petición del PSOE, en un pleno ordinario en el que a solo una persona no le pude atribuir una relación profesional o política directa con el Consistorio, aunque esto no quiere decir que no la tuviera. Es decir, que el público propiamente dicho se movió en una horquilla de entre una y cero personas. Por lo tanto, es de esperar que en el citado pleno extraordinario no haya problemas de entradas ni largas colas. La propuesta, por la que Reynés mostró ayer más obligación de carácter estético que entusiasmo, no despierta pasiones. No obstante, estamos a tiempo de hacer algo al respecto. Carme y Eric lograron a base de música que su lamento compartido con muchos parados generara complicidad e impacto. El propio Ayuntamiento ha optado por la música para animar el puerto, como se hizo ya en el centro. La música nunca falla. Es un elemento de amenización universal. Por este motivo estaría bien que la comparecencia de la alcaldesa fuera musical, incluso cantada por ella misma, con acompañamientos instrumentales de sus numerosos compañeros de equipo. Por lo visto ayer, el solo de guitarra sería para Salvador Botella, ya que su reciente paso atrás en favor de Simón Gornés no se ha traducido de momento en un menor peso en las partituras de los plenos. Sus solos son contundentes, eléctricos, vibrantes, con Vicenç Tur como musa inspiradora. Mientras, el exconseller aún afina las cuerdas de su bajo. Es solo portavoz de puertas para adentro. Ayer no se le oyó. Por todo ello, propongo las Nits de Música al Ple. De otro modo, la comparecencia de Reynés no tendrá más repercusión que otro titular de prensa previsible y gris.