TW
0

Era la primavera del año 2007 cuando mamá y papá decidían a que colegio llevarme para comenzar la etapa de Educación Infantil. Por aquel entonces el presidente de la fundación a la que pertenezco era un maestro de La Salle, el cual se mostraba activamente interesado en que las personas con síndrome de Down estuvieran presentes en todo tipo de escuelas cumpliendo con los criterios de inclusión y no recluidos en un solo colegio.

En la misma ideología mamá y papá se movían, apostaron por un colegio en el que nunca se había matriculado un niño con síndrome de Down, donde el desconocimiento al respecto era absoluto, pero donde el interés de un grupo de maestros por intentarlo y el convencimiento del bien que no solo representaría para personas como yo sino para el resto del alumnado sería extraordinario.

Es precisamente esa la gran misión del maestro, la de enseñar no solo contenidos y ecuaciones complejas, sino la de transmitir valores a todas esas personitas que van gestando su personalidad desde etapas tempranas de la vida y en la que un solo maestro en estas primeras etapas se convierte en el espejo para multitudes de niños que conformarán la sociedad del futuro. Y entonces nos viene a la mente la frase de José Martí que tal vez alguno haya escuchado: "Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo".

Así por parte de sus maestros comenzó a transmitirse profesionalidad, seriedad en el trabajo y muchísimo cariño.

Juntos hemos trabajado durante estos 6 años. Ha sido difícil y duro en ocasiones, no nos vamos a engañar, pero también ha sido intenso y muy gratificante. Sin prisas pero sin pausas (como diría un experto en la materia) ha sido la clave del progreso, es decir la constancia.

Cuando comenzaba P3 apenas lograba decir mamá y papá, nadie sabía como era mi voz y había una persona que ha sido muy especial durante estos 6 años que me enseñaba a articular y a de cada vez tener más motivación por aprender, ella deseaba ansiosa el día en el que pudiera descubrir como era el tono grave de mi voz. Fue entonces cuando comenzó el programa de lecto-escritura, en el cual nos iniciábamos todos, aprendíamos de personas pioneras al respecto en el resto de España y al cual cada año transcurrido se han ido incorporando logopedas y maestros de apoyo.

Era más lo que yo podía aprender por memoria visual que lo que podía expresar, pero nadie se agotaba, ni se daba por vencido y el programa avanzaba porque había confianza en que daría sus frutos y así… año tras año, sin prisas pero sin pausas fui adquiriendo vocabulario y habilidades para poder empezar a leer.

Leer, hablar! esto que resulta tan natural y espontáneo! ,Uy ….qué difícil!, me cuesta mucho pero ya se empieza:

"La enseñanza ¿quién no lo sabe? es ante todo una obra de infinito amor", decía José Martí.

Y es también precisamente una enseñanza la que viven cada día el colectivo de estudiantes de La Salle que asisten a la biblioteca en el horario matutino de 8 a 9. Entran y salen alumnos de todas las edades que van interactuando día a día con la diversidad. Gracias, Mages, tú también estás transmitiendo y sembrando mucho en todos esos niños.

Pero bueno, éste solo es el comienzo, queda aún mucho camino por andar… para el próximo curso no estaré solo, estaré acompañado en esta travesía por mi amigo Simón.

Simón, no te preocupes, nuestro barco tiene las bases fuertes que es lo más importante, ahora necesitaremos de valientes capitanes que junto a nosotros y a nuestros padres tiren de las velas, se arriesguen y confíen en nosotros porque de seguro habrá tormentas mar adentro!. Nos hacemos mayores, serán también mayores nuestros progresos pero también los obstáculos a vencer. Tendremos cada día que ir rompiendo olas pero para ello vamos a necesitar de vuestra ayuda, es indispensable crear las condiciones… solos no podemos.

A día de hoy, en este mundo tan convulso, donde los valores a veces parece que ya no tienen lugar es muy importante reivindicar la figura del maestro.

Muchas gracias a todo el colectivo que ha trabajado con nuestro hijo durante todos estos años, desde monitores, trabajadores del comedor, orientadores en cada etapa, sus maestros, los de apoyo, logopeda y muy especialmente a sus tutoras Magda Bisbal y Àngels Cardona.