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Dejar al azar algo que puede derivar en un peligro es una decisión cuanto menos arriesgada. Esto es lo que sucede desde el instante en el que el Govern anuncia que no renovará las depuradoras de Ciutadella, aun reconociendo que se está corriendo un "grave riesgo" para el correcto funcionamiento de estas instalaciones. Concretamente, se deja apartada la restitución de las compuertas al asegurar que no se cuenta con los 95.000 euros que cuesta esta actuación. El Ayuntamiento ha acogido con sorpresa una noticia que transmite inquietud, ya que el informe del Ejecutivo autonómico admite que el deterioro de estos elementos tiene como consecuencia diversos problemas de explotación "que podrían convertirse en muy graves". Y todo ello en plena temporada turística que es cuando el caudal de agua a depurar se incrementa debido al aumento de la población. La excusa de la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental de que "está pasando por el peor momento económico de la historia" es cuestionable. Es cierto que la actual coyuntura no es la más favorable para acometer inversiones. Pero en situaciones de dificultad queda fuera de duda que se han de marcar prioridades y las depuradoras de Ciutadella lo son.