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En el año 1785 el filosofo alemán Immanuel Kant publicó su libro "Fundamentación para una metafísica de las costumbres", no se dejen engañar por el título a pesar de contener la palabra metafísica fue muy popular en su época, se realizaron muchas ediciones, y los periódicos publicaban reseñas y críticas de la obra.

A diferencia de aquellos tiempos la filosofía con el paso de los años ha caído en desgracia, se ha banalizado el termino, se la desprecia por improductiva o directamente inútil. Los diferentes sistemas educativos que hemos sufrido desde los oscuros años de la dictadura hasta la última reforma del ínclito Wert, que pasará a la historia como el gran privatizador de la educación, no han hecho otra cosa que arrinconar y desprestigiar a la filosofía.

Cierto es que en los últimos años se prodiga una cierta seudofilosofía mediática y circense, los gurús de la autoayuda y el "buenrollismo" se están forrando vendiendo sus recetas de cómo salir de la crisis o como buscar lo bueno que hay dentro de cada uno de nosotros, pero para llegar a esa persona simpática y buena que llevamos dentro debemos pasar por caja comprando sus libros, o pagando la entrada para ver sus shows de tipos dinámicos que nos hacen pasar un buen rato citando a Gandhi, a Mandela, a Luter King o a Groucho Marx, que socorrido es Groucho cuando uno quiere salir airoso sin profundizar en el tema.

Cierto también que muchos filósofos de salón se han dedicado durante años a cultivar una filosofía de aula y biblioteca alejada del mundo real, con poca implicación social y una retahíla de tecnicismos retorcidos que la han alejado del gran público.

Entre unos y otros han conseguido que la palabra filosofía quede para usos tan banales como: "el Real Madrid busca su filosofía de juego ", o "déjate de filosofías y ponte a currar ", lo que se resume "en menos pensar y más hacer que no estamos para puñetas".

Y precisamente es todo lo contrario, por tanto hacer sin pensar nos encontramos donde nos encontramos, por no frenar a tiempo, por no pararnos a reflexionar y hacernos unas cuantas preguntas: ¿necesito todo lo que tengo para vivir o podría vivir con menos estando igual de bien?, ¿mis prioridades las elijo yo o me la imponen los poderosos vía publicidad?, ¿son mejores personas los más ricos?, ¿quién se merece mi respeto y quién mi desprecio?, etc.

Y como es verano, queridos lectores, y todos vamos algo más espesos de la cuenta, podemos también hacernos otro tipo de preguntas y demostrar que pensar no solo es necesario sino que además es divertido: ¿si Rajoy cobró sobresueldo en negro según los papeles de Bárcenas porque le pide austeridad a su pueblo y recorta las ayudas a la dependencia?, ¿es un mentiroso o el tinte del pelo le ha afectado a las neuronas?, ¿le falto al respeto por criticarle y el no me lo falta a mi cerrando hospitales y dándole millones a los bancos mientras hay niños en este país con desnutrición?, ¿cuándo prometió lo que prometió en su programa y después no cumple nada de lo que dijo es un aprovechado , un inocente o un farsante?, ¿tiene conciencia o se la ha dejado con el chapapote del Prestige?, ¿si tanto lo preocupa la marca España porque no dimite cuando es portada de todos los medios internacionales como posible corrupto él y toda la cúpula de su partido?, ¿se reúnen en secreto los Rajoy, Duran i Lleida, Pujol, Chaves, Pepín Blanco, Camps, Fabra y compañía para taparse las miserias unos a otros?, ¿esta gente nos ha tomado por tontos?, ¿hay algo entre Mariano y Angela?, ¿está celosa Cristine Lagarde y por eso nos machaca desde su FMI?, y por último, ahora que este gobierno quiere poner de nuevo los dos rombos en la televisión, ¿cuánto tardará don Mariano en prohibir los libros de Kant no sea que a alguien le dé por leerlos y se parta de risa cuando escuche que Gallardón llama referente ético al señor Rajoy? Cada cual que elija todo lo libremente que pueda sus respuestas, y cuidado con los tintes que el amoniaco no es bueno para el pelo.