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El servicio del Jaleo Bus atiende a una numerosa demanda de personas que acuden a las fiestas patronales y que después de beber alcohol prefieren desplazarse en un transporte público que correr el riesgo de conducir su propio vehículo. En aras de la seguridad vial, es un servicio básico que ha de mantenerse, a pesar de su elevado coste. Sin embargo, los servicios de última hora recogen a las personas que han abusado del alcohol y que vomitan en los autocares o provocan destrozos como ha sucedido el pasado fin de semana. Eso pasa a pesar de que cada vehículo cuenta con un agente de seguridad privada que en ocasiones no puede evitar este tipo de reacciones. A los jóvenes y personas que acuden a las fiestas patronales se les facilita un transporte seguro pero no se les exime de toda responsabilidad. En un servicio público no se puede prescindir de las cuestiones educativas. Que se ofrezca un transporte con garantías no significa que los usuarios tengan licencia para abusar del consumo del alcohol, sin límite. Los comportamientos irresponsables no pueden beneficiarse de un servicio que pagamos entre todos. En estos casos, el Consell debe ser contundente, denunciar los abusos o arbitrar un sistema para que se puedan imponer sanciones que ayuden a prevenir y a educar.