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La construcción de la estación de autobuses de Ciutadella está acumulando una demora excesiva para un proyecto pendiente desde hace más de una década. La ubicación provisional en la Plaça Menorca ha superado ya el límite comprensible. Son cuatro años de espera para encontrar una solución definitiva. Esta situación está teniendo unos efectos negativos sobre la población. En primer lugar, están las molestias que tienen que soportar los vecinos de la Plaça Menorca, a los que se les ha agotado la paciencia. Sus insistentes quejas son justificadas y meceren ser escuchadas. Por otra parte, es difícil de entender que el principal municipio turístico de la Isla no cuente con unas infraestructuras adecuadas que mejoren la calidad de un servicio tan importante como es el del transporte público. A pesar de que el Ayuntamiento había llegado a un acuerdo para ubicar las instalaciones en la Vía Perimetral, el Consell, que es quien debe dar por buena la elección, está trabajando sobre criterios técnicos para determinar la mejor opción. Es lógico que después de tanto tiempo se opte por no precipitarse y que se estudien detalladamente todos los pros y los contras. Sin embargo, los trámites deberían agilizarse al máximo para que la estación sea una realidad cuanto antes.