Sábado por la mañana. Sant Lluís está a punto de iniciar los actos principales de sus fiestas. Tras hacer unas compras me siento en un banco y observo con curiosidad el ir y venir de la gente deseosa de que la qualcada eche a andar. Entonces veo que se dirigen hacia mí dos jóvenes de veintitantos años. No llevan camisa, pelo rapado y algún tatuaje.
Inconscientemente me prevengo. Uno de ellos se acerca y me dice: "Por favor, ¿tiene fuego?". Le presto el mechero y me lo devuelve al tiempo que dice: "Muchas gracias y buenas fiestas". De alguna manera me siento culpable del juicio previo al que les había sometido. Horas más tarde, estoy disfrutando de cómo un amigo cavaller se prepara para incorporarse al "replec". Entonces, se acerca un hombre entrado en años, vestido con ropa clásica, con signos evidentes de haberse tomado una copa de más y empieza a molestar al jinete y caballo. Intervengo y me suelta algún que otro improperio.
Crónicas inusitadas
Ni buenos ni malos
27/08/13 0:00
También en Opinión
- La odisea de una tiktoker que quería pasar la noche en el aeropuerto de Menorca
- Sancionada una mujer por conducción temeraria con dos menores en Binibèquer
- ¿Cómo afectaría la subida del nivel del mar en Menorca? Así quedaría sobre el mapa
- José Antonio Fortuny: «Sueño con ganar a la enfermedad; no quiero que nadie pase por esto»
- Sin hamacas ni sombrillas: la temporada arranca sin servicios en la playa de Sant Adeodat
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.