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En ocasiones resulta fácil comprobar el grado de la estupidez congénita de algunos políticos catalanes.

Uno tiene la impresión de que creen que Cataluña es el ombligo del mundo, y como consecuencia directa de esa enfermiza paranoia, cada vez que abren la boca, hacen patente su patológica idiotez.

Viene esto a cuento al haber escuchado las palabras del alcalde de la Ciudad Condal, Javier Trías, que ha soltado una sentencia lapidaria. Ha dicho que "Barcelona es la única ciudad de España capaz de competir con Tokio o Estambul para acoger unos Juegos Olímpicos"

Se lo diré en catalán para que me entienda: "Quina cagada¡"

No les basta con hacer el más absoluto de los ridículos, al plantear la tesis de la "catalanidad" de Cristóbal Colón, (supongo que para ellos es coloquialmente "en Tòful Culom"), sino que ahora querrán ilustrarnos sobre el origen de Adán y Eva, que por lo que me cuentan, él era de Esparraguera y ella de Cadaqués.

Lo que sí me gusta de las declaraciones del alcalde de BCN es que diga que "Barcelona es una ciudad de España"! Le debe haber traicionado el subconsciente.

Como no cuide los "detalles" le auguro una corta carrera política entre sus correligionarios.

El tercer intento fallido de Madrid posibilita que ahora sea Barcelona la que intente conseguir los JJOO de Invierno. Ya veremos si lo intentan, y si lo consiguen (cosa que dudo, entre otras cosas porque Barcelona es mediterránea y no sé si se puede ir a esquiar en el Tibidabo o hacer slalom en la Vía Layetana)

Otra fantasmada de mucho calibre ha sido la del "president" que se ha querido poner al mismo nivel que Martin Luther King. ¡Mesquinet¡

Comparar esa "cadeneta" a la histórica marcha sobre Washington, es un insulto a la inteligencia. Mientras allá se luchaba por la igualdad de los derechos civiles de los negros y la eliminación de las diferencias entre razas, aquí los separatistas catalanes quieren imponer la más incomprensible de las segregaciones. "¡Em fan fàstic!".

Y entre tanto el presidente Rajoy cogiéndosela con papel de fumar, y esperando a que escampe. ¡País!