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Hoy se inicia el curso escolar 2013-2014. Los alumnos toman su primer contacto con unos centros escolares que viven la tensión del enfrentamiento de una parte importante de la comunidad educativa con el Govern. El lunes, cuando vuelvan a las aulas, se toparán con la huelga, cuyo seguimiento se prevé muy elevado en Menorca. Los excesivos servicios mínimos decretados no apaciguarán a las partes, sino que alentarán el distanciamiento. ¿Es posible aspirar a mejorar la calidad de la educación entre tanto conflicto? Es difícil y por este motivo urge que los espacios de diálogo sean útiles, que se alcancen acuerdos y que se aparquen los motivos que no son propiamente educativos y que intervienen en esta problemática. El Govern no está dispuesto a renunciar al decreto de trilingüismo en el que cree, hasta el punto que evita su paralización por resolución judicial mediante una nueva orden del Ejecutivo autonómico. Ha aceptado el coste del conflicto, como algo necesario y transitorio, para al final imponer el peso de su mayoría absoluta. Llegará un momento en que habrá que dar más importancia a las consecuencias antes que a las causas del conflicto que hoy atenaza al sistema educativo.