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El elevado seguimiento de la huelga en la educación obliga al Govern a abrir vías de diálogo para pactar la forma de desarrollar el objetivo de mejorar la competencia de los alumnos en el conocimiento de los idiomas. El Govern no cede en el pulso que ha decidido mantener con una parte muy considerable del sector educativo. Quizás al final consiga su objetivo de aplicar el decreto de trilingüismo, aunque el coste puede ser excesivo. Ya lo es para unos alumnos que necesitan normalidad en la enseñanza para dejar de estar en la cola de los rankings de formación. El ambiente escolar se ha deteriorado, afecta a la buena relación entre los profesores, sobre todo para algunos que se oponen a la huelga, y distrae de los principales objetivos a los centros educativos. La Conselleria parece convencida de que una huelga prolongada no se va a mantener durante muchos días. Ciertamente, la gran mayoría de los profesores preferirían estar en las aulas que en la calle. La tensión entre Administración y colectivos educativos debe encontrar una salida y solo puede hacerse por la vía del diálogo. El acuerdo sigue siendo posible. Negar esa opción es situarse en posiciones radicales y de aliento del conflicto.