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Hay tres inventos que han cambiado el curso de la historia y de la humanidad. La rueda, Internet y los bufets libres. Que una persona pague una cantidad simbólica y pueda comer todo lo que su estómago aguante supone, para muchos, un avance más importante que el coche o la posibilidad de comunicarte con cualquier punto del planeta con un solo 'click'. Cuestión de intereses lo llaman.

Lo del 'come todo lo que puedas' es el arma de destrucción masiva del siglo XX. Lo saben, sobre todo, los turistas, que asesinan la estricta dieta que siguen durante todo el año a golpe de paella con extra de alioli, gambas con su mahonesa, jamón y queso y todo regado con sangría reserva del último mes en el tetrabrik, de jarra en jarra. Y "a dojo". Los bufets libres son el súmmum de la pereza. Están diseñados para que el usuario no tenga que decidir si quiere una cosa o la otra, simplemente hace medio plato de lo uno y medio de lo otro.

¿Carne o pescado? "Mescladet, mescladet, que deia es Mossèn". Lo habitual en estos sitios es salir con la sensación de que vas a estallar si a alguien le da por hacer una cuenta atrás ni que sea de broma. Tomas la salida con miedo de estornudar por si se te escapa una gamba por la nariz. A mí me hace especial gracia aquel que se zampa tres primeros, cuatro segundos y tres postres distintos y luego, a la hora del café, lo pide con sacarina, como si aquello fuera a arreglar el despropósito del principio.

Porque los hay que rebajan considerablemente su ingesta de alimentos la semana antes si saben que el domingo toca visita al bufet. Comen sensiblemente menos para llegar hambrientos, como un zombie en una isla desierta, y luego se meten un viaje que sobrepasa el límite de lo sano. Entonces vienen las indigestiones, los arrepentimientos y esa promesa que nos hacemos todos y que siempre cae en saco roto que dice algo así como "es la última vez que lo hago, 'uurp'" (Algún eructo con su correspondiente esencia se nos escapa).

Lo mejor que tiene el bufet son las instrucciones, más fáciles que las de un chupete. Tú llegas, pagas, te sientas y te comes todo lo que des abasto. Sin preocupaciones, sin presiones, sin TIL, ni demás historias. Mucho ánimo a los profesores y padres que batallan.


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dgelabertpetrus@gmail.com