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Es sabido que, grosso modo, hay dos clases de economistas: los que no saben nada y los que ni siquiera lo saben... Desde que en Europa la economía entró en barrena, he dejado de hojear las páginas salmón de los diarios «El Mundo» y «El País» ( a los que desde ahora va a añadirse «El Económico», cortesía de este nuevo diario); el viaje del mundo político-económico (pleonasmo) es un viaje a ninguna parte…

Casualmente, cuando me desprendía de estas páginas, he detectado en las del «El País» (15.9) un título, «La recuperación de los ricos», debido a Paul Krugman, Nobel de economía en 2008, un artículo en el que, no solo afirma su enunciado sino que lo confirma con cifras: «Pero los ricos han vuelto con fuerza hasta el punto de que el 95% de los ingresos de la recuperación económica desde el 2009 han ido a parar al famoso «1%». De hecho, más del 60% fue al 0,1% de la población con los ingresos más altos, gente cuyas rentas anuales superan los 1,9 millones de dólares. Esta constatación coincide precisamente con la publicación, de un opúsculo de 45 páginas titulado «Formación», que abarca todas las posibilidades que ofrecen nuestras universidades . Krugman escribe: «Mis cifras deberían acabar por fin con las pretensiones de que la desigualdad creciente se debe tan sólo a que los que tienen mejor nivel de instrucción (más títulos) les va mejor que a los menos preparados, ( … ) títulos con frecuencia conseguidos a costa de adquirir deudas importantes. El licenciado universitario sirviendo cafés en Starbucks es un tópico, pero refleja una situación absolutamente real». Voilà: La riqueza no viaja ; la riqueza es endogámica…