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"Cuán terrible es lo que los científicos guardan en sus portafolios". Esta sentencia atribuida a Nikita Krushov (y si no es suya también me vale) viene a cuento de que cada día se divulgan estudios que tras la curiosidad inicial no suelen calar en la sociedad (excepciones aparte).

De la multitud de temas, me quedo con el de las predicciones. Hace unos días el doctor en Física Damià Gomis -antiguo compañero de pupitre- alertaba sobre que el cambio climático está provocando una subida del nivel del mar. Las consecuencias pueden ser múltiples para la Isla, incluso que desaparezca alguna playa (¡cáspita! a ver si revienta el atractivo de la postalita).

¿Qué más llevará Gomis en su portafolios? No lo sé, pero seguro que está al tanto de que nuestra Reserva de la Biosfera supera los límites de emisiones de C02 marcados por Kyoto y -noticia de ayer- de que la retirada de hielo marino en el Antártico es una de las causas del aumento de las lluvias en el noroeste de Europa.

¡Y qué más da si dentro de cien años todos calvos!, dirán algunos. E incluso se puede argumentar que la Tierra dejará de ser habitable dentro de 1.700 años, que podremos emigrar a Marte y empezar a cargarnos otro planeta.

OK. Pero mientras, quizas, habría que echar una ojeada a esos portafolios por el bien de nuestos descendientes, que todavía se quedarán un «ratito» por aquí.