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Dicen que es terapéutico quedar con los amigos. Que a parte de tu familia, los amigos hay que cuidarlos y con ellos se dibuja en el día otro momento diferente que compartes y en el que expresas todo lo que llevas desde tu casa. Ellos a diferencia de la familia te dan su punto de vista.

Esto me pasa con mi mejor amiga. Quedamos casi todas las tardes -cuando el desarrollo del día nos lo permite- a tomar un coffee, un té. Y hablando, hablando sacamos el tema del temporal, de esta Tramuntana que sopla estos días.

Yo la odio, me pone de los nervios, me intranquiliza. Ese soniquete a modo de disco roto, donde según en que parte vivas de la isla, norte o su,r lo llevarás mejor o peor. Y sopla y chocan unas con otras las hojas de chopos o plataneros, ¡bufff!.

O ese otro momento cuando tienes que coger el coche y el esfuerzo por ir guapa con tu peinado de secador se desmorona al segundo cuando pisas la calle. Que vas divisando si por el camino hay piedras para rellenar los bolsillos del abrigo por no volar de los azotes que da este viento lugareño. Y comentándolo en voz alta con ella, resulta que le parece romántico. Y no le quito la razón, Lord Byron como Bécquer así pensaban.

Pero no me iré tan lejos, me quedo en el aquí y ahora de mi amiga que la escucho con atención a ver si aprendo algo de esos instantes que compartimos. Y ¡vaya! me sigue describiendo los momentos que la hacen feliz escuchando este ruido impertinente del viento.

Le gusta estar en casa escuchando atenta ese sonido con su taza de loza. Se ensimisma, se recrea. No necesita música ni teléfonos, ni televisores para distraerse de este sonido ambiente. Y ¡claro que me sorprende! como cuando me dice que le encantan esos momentos de tranquilidad de las calles de Menorca, cuando nadie asoma el hocico por ninguna ventana. Y me vuelve a sorprender.

Y es en ese momento cuando mis pensamientos dan un giro al primer sentimiento, se suaviza mi primera percepción del viento de Tramuntana como las calles vacías. No es que haya cambiado mi parecer pero sí que lo siento diferente, ya no me es tan traumático.

Eso es lo bueno de quedar con los amigos y de expresarse. Ellos al pensar de forma diferente a tus más allegados, te cambian las percepciones y te vas a casa más ligera de equipaje.

Digo viento como digo asuntos más importantes que si los comunicas la vida se hace mucho más llevadera, y más rica. Florecen otras tonalidades de colores en tu paleta para dar otros matices a tus sentimientos. Desde mi cama oigo el viento y parece que me molesta un poquito menos.

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