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Hace un tiempo no muy lejano existía en el país la figura del aprendiz. No llegué a conocerla pero a través de las películas españolas de los 60 había un chico-chica con su batín que le delataba, estaba para aprender. Esta figura ahora está en auge en Alemania. «Según los analistas del mercado de trabajo subrayan que este país germano debe, en gran parte, su reducida tasa de paro juvenil al programa de formación dual —clases prácticas en empresas y teóricas en centros públicos-.

También juegan a favor factores culturales, pues la formación está muy valorada socialmente. Y lo mejor que su funcionamiento está asociado a un mercado laboral con posibilidades de promoción interna en las empresas, lo que no es el caso en España». (Una reflexión extraída del artículo de opinión publicado en «El País» de los profesores universitarios de la Universidad Jaume I, Vicente Castelló Roselló y, Manuel Sanchis i Marco profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València). Con la que cae, por ahora no he visto ningún aprendiz en ninguna actividad profesional como fontanería, peluquerías, talleres mecánicos, panaderías,… solo veo revueltas violentas de jóvenes encapuchados insatisfechos con el sistema. Les puedo dar mi apoyo en los motivos pero no en las formas, deforman su causa. Quizás meta la pata pero intuyo que muy pocos o ninguno de estos jóvenes se le ha ocurrido presentarse de aprendiz a cualquier oficio.

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El Gobierno dice que «pronto veremos en la calle la mejroa en el empleo». Me cuesta creerlo. No tengo una visión negativa del asunto pero cuesta enderezar el paso firme. Es fácil decir hay que reciclarse, emprender, ilusión,… pero si la economía está parada, si el que contrata no lo hace o lo hace de forma precaria, cómo narices vamos a salir de esta. Lo de antes porque era desorbitado —demasiada gente en una empresa-, y lo de ahora es infrahumano. Tanto que hasta se puede ver un reflejo en los programas de televisión «Ahora caigo» presentado por Arturo Valls, y «Atrapa un millón» por Carlos Sobera.

Los concursantes explican que acuden para obtener el dinero para, pagar los estudios de su hijo, para pagar la visita a un médico o al dentista, porque han tenido un hijo y necesitan mantenerlo. Otros manifiestan su desagrado con la opción del concurso de elegir Políticos o Inventos. Y dicen que no los pueden ni ver a los que Sobera responde «no haré ningún comentario». Ni falta que hace.

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