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Me encuentro con un amigo en la cola de la gasolinera y me saluda muy afectuoso: «Què, també li poses suc a n'es cotxo?» Le digo que sí, que le estoy echando 'jugo' porque desgraciadamente aun no funcionan con agua. Luego pienso que podrían inventar un modelito de coche que marchara a base de agua, al fin y al cabo las locomotoras a vapor son un invento antiguo y si aprovecháramos la energía solar ni siquiera haría falta carbón. Luego sigo pensando, que es algo que hacemos todos, puesto que dicen que el hombre tiene unos sesenta mil pensamientos diarios; pienso que ya habrán inventado coches con energías mucho más baratas que el petróleo y que las multinacionales habrán impedido que se comercialicen. Pensando un poco más recuerdo una película de 1956 titulada «Aquí hay petróleo». Estaba dirigida por Rafael J. Salvia y protagonizada por Manolo Morán y dicen que era una comedia rural. Unos americanos se presentaban en Castilviejo, un pueblecito castellano, diciendo que allí había petróleo, pero al final la cosa se quedaba en nada, porque lo que necesitaba el pueblo era agua de un pantano cercano para no seguir muriéndose de sed. Esto me hace pensar un poco más. Me acuerdo de que cuando vi la película, siendo niño, pensé que menuda ganga si encontráramos petróleo en algún lugar de nuestro país, y que ahora, casi sesenta años más tarde, parece que se quieren hacer prospecciones petrolíferas en torno a nuestras Islas. Ahora, sin embargo, ya soy mayorcito y no pienso que sea una ganga, porque según parece lo que está en el subsuelo no pertenece a los propietarios de la tierra, sino al Estado, de modo que en el mejor de los casos lo que sacaríamos los isleños en limpio sería algo muy sucio, una marea negra petrolífera que ahuyentaría al turismo, estropearía la deteriorada ecología y convertiría nuestras islas blancas y azules en negras y grises.

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Aun en el caso de que los coches y las industrias llegaran a funcionar con agua, se trata de un bien escaso en nuestras Islas, y desalinizar el mar cuesta un ojo de la cara. La factura del agua ha subido muchísimo últimamente por culpa del canon, es decir, los impuestos, pero ni nosotros podemos ducharnos con impuestos ni los coches funcionan con canon, es decir, con agua. Pienso que a este paso tendremos que vender nuestras Islas a los magnates rusos o a los jeques árabes que se han enriquecido con el petróleo; al fin y al cabo los árabes ya estuvieron antes aquí y los otros deben de estar al caer.