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Es la primera vez que en la democracia española se nombra a un nuevo rey. Por esa razón, según a mí se me figura, como existieron otrora un rey Felipe I llamado «El hermoso», un rey Felipe II llamado «el prudente», un rey Felipe III llamado «el piadoso», un rey Felipe IV llamado «el grande» y un rey Felipe V llamado «el animoso», con más justo menester bien podría decirse que ahora tenemos al rey Felipe VI, I de la democracia.

Sobre el nuevo rey se hablará, se especulará, se elucubrará y por supuesto se escribirá desaforadamente durante algunos meses. Aquí y fuera de aquí, abundamos los que creemos que tenemos algo nuevo que decir, pero no por eso vamos a dejar en paz al rey emérito (1) ¡Hombre! Ha sido llamativo que los políticos durante 39 años hayan sido incapaces de promulgar una ley que recogiera todo lo inherente a una abdicación del rey. De manera que después de perder años, meses y días, ahora lo han tenido que hacer de mala manera, deprisa y corriendo «si es que a estos políticos con tanto trabajo no les queda tiempo para nada». Probablemente, les va a pasar lo mismo con la ley sálica, que llevan el mismo número de años diciendo que hay tiempo. Antes teníamos príncipe heredero pero ahora lo que tenemos es una princesa que no sé hasta dónde puede afectarla en el futuro la ley sálica (2). Para mí tengo que los políticos ignoran que una costumbre antigua del futuro es que cuando menos te lo esperas se convierte en presente.

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Y luego vienen las prisas, como en ese otro asunto para acabar de demostrar que no todos somos iguales ante le ley. Van ahora y más deprisa que corriendo están alumbrando lo de una fórmula hecha a la medida para el rey emérito Don Juan Carlos I sobre su real aforamiento. Pero vamos a ver, el estar aforado ¿no habíamos quedado que era una prerrogativa especial que iba con el cargo? De manera que terminado el cargo público se termina el aforamiento. Bueno, pues en este caso no. Al rey abdicado, se le dota de un aforamiento especial y no parece que éste venga dado por lo presente o lo futuro de su devenir vital, sino más bien, para protegerle del pasado, porque algunos pueden pensar que ahora que podríamos decir que el rey se ha jubilado, les ha llegado por fin la oportunidad de sustanciar vaya usted a saber qué asunto, aunque solo sea por notoriedad. Si no es por ese temor ¿a qué viene lo aforarle cuando ya no desempeña que se sepa ningún cargo público?

Bien, lo principal es que tenemos nuevos reyes, porqué con el Rey Felipe VI y I de la democracia, tenemos también nueva reina y nueva princesa de Asturias. Dios les dé feliz, largo y próspero reinado y que los reyes cesantes lo vean.

(1)Emérito/a: Dícese del funcionario ya retirado que goza de un premio o recompensa por sus buenos servicios
(2)Ley sálica: La que excluye a las mujeres de la sucesión de la tierra y la corona