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En las últimas semanas ha habido bastante excitación en los medios internacionales por unas noticias que vienen llegando de Grecia. No, no tienen que ver con la crisis económica, sino que a pesar de ella hay un enorme interés en el descubrimiento de una tumba de la época de Alejandro el Magno en la antigua ciudad de Amphipolis, unos 100 Km. al este de Tesalónica y a unos 600 Km. al norte de Atenas. Según dicen es la mayor tumba que se haya encontrado en este país. La excavación la dirige Katerina Peristeri y toda la zona alrededor de la tumba se ha acordonado por la Policía para evitar curiosos y periodistas.

La grandeza de la tumba y por la época a que corresponde su hallazgo a levantado todo tipo de discusiones y teorías. Al principio, hubo los que proponían que era la tumba de Alejandro, contra la opinión de muchos arqueólogos e historiadores, pero las opiniones van cambiando.

La figura de Alejandro ha sido siempre fascinante. Ese jovenzuelo empezó por tener como profesor particular a Aristóteles. A sus pocos años, una veintena, cruzo el Bósforo con solo unos veinte mil soldados y provisiones para treinta días y acabó conquistando media Asia. Su increíble sentido estratégico ha hecho de sus batallas modelos a seguir y estudiar durante mas de dos mil años. Alejandro murió a los 33 años en Babilonia.

Su corta y enormemente exitosa vida ha maravillado a todos. Fue ante su estatua que un Julio Cesar frustrado por lo poco que había conseguido a sus cuarenta años lloró. ¿Que deberíamos hacer nosotros? La mayoría de nuestros jóvenes a la edad que murió Alejandro no han conseguido siquiera un puesto de trabajo.

La muerte de Alejandro se sospecha que fue causada por envenenamiento, pero eso no se ha podido probar. No se ha encontrado su cadáver. A su muerte se formo una gran procesión para llevar sus restos de Babilonia a Macedonia pero por el camino, uno de sus generales, Ptolomeo, robó el cadáver y se lo llevó a Egipto. Según parece, después de haber estado enterrado en Menphis por un tiempo, el cadáver fue trasladado a una tumba en Alejandría.

Poco a poco se va dando información sobre los resultados de la excavación y se distribuyen interesantes fotos de la misma, lo que alimenta la necesidad de más noticias y las especulaciones sobre quien yace en esta tumba.

Primero se conoció que una pareja de esfinges guardaban la entrada de la tumba. Más recientemente y frente una segunda habitación, la cámara principal de la tumba, se han encontrado dos estatuas de mármol de más de dos metros de altura representando a dos cariátides. Son las guardianas de la cámara principal. El Ministerio de Cultura de Grecia ha publicado un dibujo esquemático de lo que se conoce de la tumba y que reproduzco aquí.

El hallazgo de las cariátides ha reforzado la opinión de quienes opinan que la persona enterrada es la madre de Alejandro, Olimpia. Una mujer también fascinante por su ambición, energía e inteligencia. Pero no es la única opinión que se baraja, se habla también que puede estar enterrada Roxana, la mujer de Alejandro que fue asesinada con su hijo y sucesor del imperio por otro de los generales. Otros sugieren a Nearco, amigo de la infancia de Alejandro, o a otro amigo, Demarato de Corinto. Hay una larga lista de posibles candidatos inclusos algunos sugieren que no es una tumba. Esperemos que en las próximas semanas tengamos una respuesta a la intrigante pregunta de ¿quien está enterrado en Amphipolis?

De momento la discusión es vivaz y animada, cada día aparece algún artículo sobre ello en la prensa internacional. Curiosamente nada he visto en la prensa española que acostumbro a leer. Puede que no haya mirado donde debiera, pero si es posible también que con el comienzo del fútbol y las interesantísimas declaraciones de nuestros políticos, no hubiera sitio para estas cositas.