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Érase un hombre a un móvil pegado, érase una conectividad superlativa, érase una pantalla reactiva, érase un diseño molón y renovado... Quevedo podría actualizar fácilmente sus poemas. Poderoso ciudadano es don Dinero, diría hoy, pues ya no existen caballeros como antaño. O aquel otro de: «Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados...». La poesía tiene algo intemporal. Por eso la podemos tener siempre presente. Hay cosas que unen, como la música y las artes plásticas. Nos separan otras, que pueden llevar a posiciones antagónicas.

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Estamos en deuda con Grecia, aunque parezca que Grecia le debe a todo el mundo. Sus ruinas son también las nuestras. Si una palabra puede definir Europa es 'solidaridad'. Un destino común. Lo contrario del «apáñate como puedas». Platón lo expresó diciendo: «Buscando el bien de nuestros semejantes encontraremos el nuestro». Pero estamos demasiado ensimismados. No ha pasado tanto tiempo desde que el hombre de Cro-Magnon luchaba para poder comer y aparearse. Atrapados en las redes sociales perdemos de vista la realidad no virtual. Quijotes actualizados. Con el libro electrónico puedes llevar toda tu biblioteca en la palma de la mano. Pero no basta con leer. Hay que releer y asimilar con criterio, hablar con la gente, intentar ponerse en su lugar... Sustituyendo la cantidad de información inabarcable por la pobre y humilde verdad que todos llevamos dentro.