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Profesionales de la palabra como Arturo Pérez Reverte, Julia Otero, Manuel Marlasca han resucitado esta semana a la pequeña Carla Díaz Magnien. Con 14 años, edad aún para ir al pediatra, se tiró de un acantilado en Gijón hace dos años, quitándose la vida por el acoso recibido de unas crías maléficas. En esta tristísima historia, mientras las crías hacían la vida imposible a Carla ninguno de sus compañeros la defendió. Y lo más difícil de digerir, el centro educativo Santo Ángel de la Guarda, que supuestamente sabía lo que ocurría, no medió para dar solución y evitar un desenlace triste. Hace poco visitó la isla el catedrático de Orientación Psicopedagógica Rafael Bisquerra, un doctor de las emociones aplicadas en los jóvenes escolares. Seguro que muchos profesores y centros se preocupan en saber cómo mejorar su pedagogía para después aplicarlo en las aulas. Este Santo colegio ¿qué clase de valores aplica?. ¡No corrigen actitudes nefastas! A estas crías-maltratadoras cuando estaban ociosas no se les ocurría leer un libro sino meterse de la forma más cruel con Carla: insultándola, pegándola, haciéndole burla.

Ahora las dos menores expedientadas por un delito contra la integridad moral de la menor Carla Díez, que se quitó la vida en Gijón en 2013, han asumido los hechos planteados por la Fiscalía de Menores y la acusación particular y realizarán tareas socioeducativas durante cuatro meses. Orientadas a mejorar la empatía, mejora del control de impulsos y asunción de las consecuencias de sus actos. ¡Cómo te quedas lector! Espero que este caso con nombre y apellidos, Carla Díez Magnien, sea expuesto en cada clase de cada uno de los colegios, institutos y universidades de España. Y en todos los hogares. Que se hable abiertamente entre padres e hijos. Por muy adolescente que uno sea, hay que hablar con los padres, confiar en ellos, con los que te dieron la vida, los que te acompañan para que seas mejor.

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Que los alumnos traten el caso con sus profesores, con los que les acompañan en su crecimiento intelectual. Los alumnos que saquen las emociones, que se expresen. Que se pregunten por qué meterse con alguien por tener estrabismo, como Carla. ¿Por qué esas crías maltrataban de esa manera a Carla?. ¿Qué les impulsaba a hacer eso?. ¿Por qué Carla sólo se expresaba en la redes sociales?. ¿Por qué no hablaba con su madre?. ¿La adolescencia hace que te encierres en ti misma, y los problemas no los comuniques en casa? ¿Por qué Carla no se acercó a una comisaría y denunció el caso?. ¿Faltan valores en ciertas escuelas? Carla se hacía señales en la muñecas con la cuchilla del sacapuntas, y las disimulaba entre las pulseras. ¿Nadie se preocupa realmente por lo que les sucede a los demás? Son tantas las preguntas. Espero que se las hagan en clase y también en casa.

@sernariadna