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Hay personas, queridos lectores, que piensan que como mejor está uno es calladito, otros por el contrario son de los que no se callan ni debajo del agua. Es obvio que en una fiesta lo ideal sería invitar a mitad de cada, porque si la balanza se inclina a favor de los primeros aquello parecería un velatorio, por el contrario si la balanza se va al lado de los segundos más de uno acabaría peleándose porque es imposible que la verborrea case con la locuacidad, ambas se atropellarían mutuamente y el encuentro acabaría como el rosario de la aurora, a farolazo limpio.
Los problemas lo pueden causar tanto los que callan por consentir, como de los que hablan sin parar por ser incapaces de escuchar al otro. Ahora bien, los problemas se hacen aún mayores por culpa de los que mienten más que hablan, por tirar de frase hecha. Y es que nos engañan y nos mienten por todos los lados, a saco, sin miramientos, sin tapujos, imponiendo además la ley del silencio.
Engañan los de arriba para mantener su status quo, sus privilegios, sus prebendas y su inmunidad. Hay policías que engañan a los jueces para abusar de sus funciones, hay jueces que engañan a la verdad porque sus sentencias son políticas y hay delincuentes que engañan a la policía para ocultar sus delitos.
Nos engañan cuando nos dicen que todo irá a mejor cuando saben que solo les va, y les irá, bien a ellos. Engañan los banqueros cuando venden humo y estafas a pequeños clientes para enriquecerse ellos y a sus especuladores. Engaña el niño cundo quiere librarse el castigo y se autoengaña el adulto cuando se quiere librar de la frustración.
Engañan los hombres a las mujeres por motivos incontables y engañan las mujeres a los hombres por el mismo número de motivos. Engañan los adolescentes a sus padres para poder salir hasta más tarde, y engañan los padres a sus hijos para hacerles la vida algo menos dura.
Engañan los amigos para no ofender y engañan los enemigos para hacer daño. Engaña el gobierno a su pueblo para conservar el poder y engañan los partidos de la oposición para conseguir el poder, el pueblo por lo general guarda silencio.
Nos engañan cuando nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades porque la verdad es que han sido ellos los que han vivido, y viven, por encima de nuestro sufrimiento. Engaña el culpable a su conciencia para dormir más tranquilo.
Nos engañan diciéndonos que es noticia lo que realmente es morbo cuando se informa de una tragedia área, pero también nos engañan los que se sacan leyes mordazas de la cartuchera de la testosterona para limitar la libertad de expresión.
Hoy 1º de abril en nuestra Menorca, por tradición anglosajona, es el día de engañar, el April fools' day, lo que se hace el 28 de diciembre en el resto del país. Hoy son nuestros santos inocentes y lo del engaño ingenioso está bien. Lo que mosquea no es que nos cuelen una inocentada este día, este mismo diario publicará alguna, lo que mosquea es que los de siempre nos intenten engañar el resto del año como si fuéramos idiotas.
Porque hay engaños piadosos, engaños necesarios, engaños intrascendentes, engaños divertidos, engaños poéticos y engaños de amor, pero también hay engaños dañinos y crueles. Y son estos últimos los que quieren que nos traguemos calladitos y con un sonrisa, pero si así lo hiciéramos no seríamos inocentes, que no estaría mal, seríamos completamente estúpidos, y por ahí es mejor no pasar. Y que conste que lo digo sin ánimo de engañar.

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