La aquí firmante se libró por muy poco la semana pasada de la huelga de controladores aéreos franceses -que cuando se lo proponen bloquean su espacio y también el de sus vecinos-, pero ayer se dio de bruces con otro conflicto, el de Correos. Un cartel informaba del cierre de la oficina debido al paro legal que seguían sus trabajadores y que dejó sin atención al pueblo. Y es que en estos tiempos de mails y chats, un sello y una carta pueden parecer poca cosa pero no lo son, como tampoco otros muchos servicios y trámites que a menudo tenemos que realizar con ese operador, que se supone debe prestar un servicio postal público, y que poco a poco se ha ido desligando del concepto y ha primado otros criterios.
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05/05/15 0:00
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