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Los restaurantes suelen traducir las cartas al inglés, cuando menos, y el otro día me encontré con algo curioso: una tapa de lengua con alcaparras se anunciaba en inglés como Language with capers.  No está mal: idioma con alcaparras. Sabía lo que solían decir mis maestros, aquello de que la letra con sangre entra, y lo cierto es que no está mal que en lugar de con sangre sea con alcaparras. Mientras no abusen de las alcaparras en vinagre, claro.

Para los que no sepan inglés aclaro que language equivale a lengua en el sentido de idioma, que el órgano que tenemos muchos animales –entre ellos el hombre— se llama tongue. Sé que mucha gente pone reparos a eso de comer lengua, como los pone también a otros manjares que consisten en algunas partes blandas como las criadillas, que son en definitiva testículos fritos, o los sesos, que son porciones del cerebro y siguen siéndolo por mucho que los hagan a la romana. Otras cosas de comer que pueden dar repelús son la sangre frita, los pies de cerdo –por mucho que los llamen caminantes--, el hígado y los riñones del frito mallorquín –que no mallorquín frito, que sería algo caníbal-, las vísceras de las trunyelles o las tripas de los callos, que otros llaman panxa, y que en inglés suelen traducir por tripe.

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Todas esas partes resultan un poco comprometidas de pensar, y nos vienen a recordar que los humanos somos omnívoros y que Dios no solo debió decir amaos los unos a los otros como yo os he amado, sino también comeos los unos a los otros para sobrevivir. Hay gente que pone reparos a comer otra clase de animalitos, como los caracoles, a quienes sin duda encuentran demasiado babosos, o las ancas de rana, o a seguir la costumbre culinaria que a nosotros se nos antoja muy bárbara de comerse a los perros e incluso beberse ese licor que tiene una lagartija dentro que a muchos nos parece asqueroso. Así está el mundo.

Pero lo del language with capers tiene su miga. Comerse un idioma con alcaparras es algo fino. Ya puestos, algunos dirán que se refería al catalán: catalán con alcaparras. Lástima que según afirman algunos el catalán no sea una lengua, sino un dialecto del castellano, lo cual es de insensatez el colmo, es como decir que la Maradedéu és Joana; pero, mira por dónde, eso evita la posibilidad de que sea incluido en el menú, que hacía claramente hincapié en que se trataba de language with capers, donde capers son las alcaparras, y nada decía de dialect with capers ni cosa por el estilo.