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Ahora me acuerdo de la clase de francés de sexto de bachillerato. Teníamos un cura muy bien intencionado, con el que lo cierto es que aprendí mucho. En el manual de historia de la literatura francesa aparecía la obra de teatro de Jean Anouilh titulada «Le Rendez-vous de Senlis», y de pronto uno de los sabidillos del curso le preguntó qué significaba rendez-vous.  El hombre puso cara de circunstancias y se vio a la legua que no lo sabía. Pero no lo confesó, prefirió improvisar echando mano de la lógica, y como el verbo rendre significa devolver dijo: «Pues eso, el devolveos a Senlis». No sé si el sabidillo se dio por satisfecho, aunque parecía algo perplejo. Yo lo miré luego en el diccionario y resulta que rendez-vous significa cita: «La cita en Senlis». Es una de las obras rosa de  Anouilh: el protagonista se inventa una vida paralela para seducir a la mujer de sus sueños, pero como suele suceder en estos casos se descubre el tinglado. Ha llovido mucho desde entonces, pero todavía me acuerdo. Tal vez por eso, cuando fui profesor de inglés y me preguntaban el significado de una palabra que desconocía solía decir, simplemente, que no lo sabía. Si el alumno se extrañaba, lo cual era habitual, le explicaba que para eso existían los diccionarios, y para ponerle un ejemplo fehaciente le decía que habiendo publicado más de treinta libros aún era incapaz de escribir una sola página sin consultar el diccionario.

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La gente da por sentado que uno sabe muchas cosas, por ejemplo que uno tiene una computadora en la cabeza que contiene todas las palabras de la lengua inglesa. También suele dar por sentado que siendo escritor uno lo ha leído todo. Vienen y te dicen: «¿Has leído 'Vuelan los caimanes'?» Es un título que acabo de inventarme, pero a lo mejor lo escribo un día de estos. Puede tratarse de una chorrada y darse el caso de que no han leído otro libro en su vida, pero si dices que no te miran con mucha lástima, como si fueras un paleto metido a escritor. Es como lo que ya he dicho otras veces; te preguntan: «¿Todavía escribes?» Y tú dices: «Bueno, sí; sólo he publicado cuatro libros este año». Pero me temo que la respuesta correcta sería: «Y tú, ¿todavía lees?» Algunos escritores tardan ocho años en escribir un libro. Me imagino lo que les deben de preguntar a esos. Algo así como lo que le decían a Gabriel García Márquez cuando estuvo en Menorca, navegando con Juan Luis Cebrián. Le decían: «Usted es un escritor famoso; usted es Vargas Llosa».