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Dos años más tarde de que la Cofradía Amigos del Queso de Gamoneu de Cangas de Onís me nombrase, junto a la escritora Ángeles Caso y Diego Carcedo, cofrade de honor, me han tomado ahora de nuevo juramento como cofrade de número junto a otros seis nuevos cofrades, un cofrade de mérito y los nuevos cofrades de honor. En esta ocasión se concedió tan alta distinción a cocineros asturianos que tienen en su restaurante estrella michelín. Alguno de ellos, como Nacho Manzano, con dos estrellas y con una José Antonio Campoviejo, Jaime Uz, Ricardo González Sotres y Esther Manzano.  

El teatro Colón de Cangas de Onís llenó su aforo con la presencia de los cofrades de 28 cofradías llegadas de toda España, Francia y Portugal, todas ellas relacionadas con productos gastronómicos, en algunos casos tan curiosos como el oricio o el nabo. La presidenta de la cofradía anfitriona, Elpidia Quintana, tuvo una brillantísima intervención sin soslayar en su clarividente oratoria en lo más mínimo la compleja situación por la que pasa el queso Gamoneu, situación que ya denuncia el Consejo Regulador, apuntando la pérdida de elaboradores de uno de los mejores quesos asturianos.

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El acto de juramento de los nuevos cofrades, por contra, deja ver el prestigio y buena acogida de la Cofradía Amigos del Queso de Gamoneu, donde la directiva con su presidenta y su secretario Emilio Argente i Domenech a la cabeza, tienen que trabajar de firme durante muchos días para organizar y armonizar la cantidad de actos, algunos francamente complejos, que tienen lugar en Cangas de Onís, incluso como este año, alguno fuera de esta ciudad del Principado.

El día de la llegada de los cofrades, todos con sus vistosas capas y distintivos de su correspondiente cofradía, desayunamos en el restaurante El Campanu: tortilla de patata, calamares, embutidos, queso de Gamoneu, bollería, café, leche, zumos y vino. O sea, un desayuno para que no nos llevase el aire. El almuerzo en Villa María, ubicado en una preciosa finca, fue sorprendente por la variedad, cantidad y calidad de sus aperitivos y sus refrescos, sidra, vinos variados, vermut, etc. Y luego, lomos de bacalao y pitu de aldea, café, helado y licores variados.

Un acto que no quise perderme fue el pregón en el salón de plenos del Excelentísimo Ayto. de Cangas de Onís de José Manuel Diego Carcedo, con el que tuve el placer de hablar pues me recordó él de cuando a los dos, junto a la escritora Ángeles Caso, la Cofradía nos otorgó el título de Cofrades de Honor. Yo creo que debo de ser uno de los pocos cofrades, quizá el único, que puede sentirse muy orgulloso de, además de ser cofrade de honor, serlo también de número. El derecho de llevar capa y sombrero con sus logos y medallón de esta prestigiosa cofradía, es como para desfilar por la ciudad de Cangas de Onís sintiéndome muy honrado y más quesero adicto que nunca entre ese numeroso y variopinto grupo de hombres y mujeres orgullosos de sus cofradías y de los variados productos gastronómicos que representan y defienden, para este caso, además, en el incomparable marco de una de las más bellas localidades asturianas a la que me siento tan ligado.