Al señor Mas, don Artur, le debe importar una higa las prudentes palabras del señor Tarradellas, don Josep, cuando decía que «en política se puede hacer de todo menos el ridículo». A decir verdad, el Molt Honorable señor Mas ha sobrepasado la barda de la ridiculez y el esperpento más absolutos. Se dice pronto, tres meses negociando para convertirlo en Molt Honorable. Y estas son las horas que «si quieres arroz Catalina». Con un poco de vergüenza torera, de motu proprio debió este hombre bajar por sí mismo de su particular nube dejando el sitio a otro candidato menos asocarrao que él. Por otra parte, precisamente ha sido la CUP quien le ha negado a Mas el pan y la sal en eso de darle su apoyo para ser de nuevo presidente de la Generalitat. A més a més deja muy malamente el proceso independentista, todo y que los de la formación anticapitalista sabían que con el «no» a Mas, el proceso secesionista se vería seriamente perjudicado. Ya lo advertí desde estas mismas páginas, que un proceso separatista, con las fuerzas tan escasas y tan fragmentadas, iba a encontrarse con insalvables argumentos que parecen advertir a cualquiera que quiera verlo, que la ciudadanía catalana no está aún ni de lejos convencida para dar semejante salto. Y en este caso el enfrentamiento por la falta de empatía ha sido entre un Mas que ha liderado desde su posición el secesionismo, y la CUP, que entre otras cosas son independentistas hasta el tuétano, cuando lo lógico habría sido haber ido de la mano por la misma trocha. Aquí sí que se puede bien decir aquello de «no asamos y ya pringamos» o «la primera en la frente».
Així mateix
La agonía política del señor Mas
29/01/16 0:00
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