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VIERNES, 22
Tiendo a la compasión cuando veo a algún congénere sometido a excesiva presión. Como la que soporta estos días Pedro Sánchez, líder socialista, zarandeado a izquierda y derecha desde que las urnas -que le castigaron sin perdón-, colocándole paradójicamente en una posición crucial. ¿Qué debe hacer el por otra parte inexperto dirigente apresado en una red de hebras rojas? ¿Cómo sortear a la vez las presiones de Europa, los mercados, las de los podemitas dispuestos a zampárselo, las de la vieja guardia del partido, y las de la baronesa del sur con su indisimulado empeño en defenestrarlo?

Otrosí: ¿No resulta extraordinariamente nocivo para cualquier acuerdo este exhibicionismo vociferante que se ha adueñado del ambiente? ¿No sería mejor la discreción propiciadora de debates serenos, propuestas serias y publicitar al final del proceso acuerdos y desacuerdos?, ¿es necesaria tanta retransmisión «en vivo y en directo»?, ¿es posible y deseable una democracia totalmente transparente? La obsesión del verborreico Iglesias por la luz y taquígrafos (excepto en asuntos venezolanos), le lleva a un más que prematuro y delirante reparto de cargos, humillante para sus presuntos coligados… En fin.

También me suscitan sentimientos compasivos las tres magistradas del caso Noós que deben decidir si aplican o no la llamada doctrina Botín, como parece preceptivo si ni la Fiscalía ni la abogacía del Estado (el ente perjudicado por el presunto fraude fiscal) presentan cargos, lo que desencadenaría una catarata de críticas en la calle, o bien hacen caso del precedente Atutxa, entonces vicepresidente del Gobierno vasco, en el que no se aplicó aquella doctrina porque el bien protegido «es difuso o no tiene un perjudicado directo», y sientan a la infanta Cristina en el banquillo, lo que les conllevaría un alud de críticas institucionales. Y todo ello sin tener en cuenta que la calle ya ha dictado sentencia en contra de la Borbón… Bon ball tenen!

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SÁBADO, 23
De nuevo el milagro de la cultura clásica en el Ateneo de la sabia mano del catedrático Francesc Casadesús. Y si no es un fenómeno paranormal le falta poco: desbordar dos salas un sábado por la tarde para oír hablar del mito de Pandora es doblemente prodigioso en la época del tuiteo. Claro que había mayoría absoluta de mujeres y Casadesús, consciente de ello pergeñó un discurso feminista para desmontar ese mito misógino que es el de la jarra (que no caja) de Pandora, mujer bella y cautivadora que, como Eva arranca al hombre del paraíso, fascinándolo (inquietándolo) con su carga erótica (infundida por Zeus como castigo al atrevimiento de Prometeo al robar el fuego de los dioses). Y es que la belleza de la mujer trastorna al hombre hasta tal punto que históricamente la ha querido tapada y sojuzgada... ¡Ay esos inquietantes sucesos de Colonia!

DOMINGO, 24
Como en los viejos tiempos, domingo sin periódicos y no hay factores meteorológicos a los que cargar el mochuelo. Al parecer, la avioneta que transporta la prensa a Menorca ha volado renqueante toda la semana, llegando la prensa a las librerías cerca de las dos de la tarde, y hoy domingo ni siquiera ha venido. Aunque seguro que ha volado a Mallorca y Eivissa. ¿O no? Empieza a ser cargante el papel de cenicienta y tremendamente injusto el castigo a los libreros que abren los domingos.
A falta de prensa veo el Betis-Real Madrid y me llama la atención que aún yendo por delante en el marcador buena parte del partido los sevillanos, los comentaristas solo hablan del equipo blanco y su excelso fútbol de toque desde que aterrizó Zidane, que si Marcelo el mejor lateral del mundo, que si Benzema el nueve más sutil, que si la incomparable batuta de Modric... Luego viene el tío Paco con la rebaja y pincha la burbuja ZZ, ¡qué descanso!

MIÉRCOLES, 27
Incidir en el problema de la desigualdad creciente no es un latiguillo progre ni un resabio tardo comunista. Es cuestión de supervivencia de un sistema insustituible, el capitalismo, pero reformable. Aunque por la propia dinámica del sistema siempre habrá ricos y pobres, lo cierto es que la desigualdad extrema a la que estamos abocados impide cualquier proyecto humano mínimamente decente, como estamos comprobando en el sangrante tema de esos refugiados deambulando de forma lastimera por una Europa que parece revivir los peores fantasmas de su pasado con esas puertas marcadas o esas confiscaciones de joyas en los hasta ahora venerados países nórdicos. Y mientras tanto arrecia la verborrea hispana sobre el sexo de los ángeles y su ubicación en las bancadas del paraíso…