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La temporada turística de Menorca, en la mayoría de las empresas de la primera industria de la Isla, se reduce a unos seis meses. La situación de Menorca, con otros ritmos y una incorporación tardía al turismo de masas, es distinta a la de Mallorca y las Pitïuses. Esta es la realidad, y así debería tenerlo en cuenta el Govern al crear el Impuesto sobre Turismo Sostenible, antes ecotasa.

Pero el decreto aprobado por el tercer Govern de Pacte se equivoca al plantear un calendario que beneficia claramente a Mallorca e Eivissa, pero penaliza a los hoteleros menorquines que apuestan por prolongar la temporada. Además, esta nueva figura impositiva solo grava el alojamiento y solo se podrá cobrar en las instalaciones legalizadas.

Si la Conselleria de Turismo del Consell insular no es capaz de localizar la planta ilegal para que cumpla la Ley Turística, tampoco podrá detectarla el Govern para que el pague el impuesto-ecotasa. Es una cuestión particularmente grave porque la oferta ilegal en Menorca ha llegado a superar el 50 por ciento en temporada alta.

La Asociación Hotelera de Menorca acierta al proponer al Govern unos nuevos criterios –distintos a los de Mallorca y las Pitïuses- para no gravar la temporada menorquina y favorecer la tantas veces reclamada desestacionalización. La razonada propuesta de Ashome, mucho más ajustada a nuestra realidad, consiste en una temporada «súper alta» de hasta 150 días; una media de entre 151 y 245 días; y una baja de entre 246 274 días.

Estos 'índices menorquines' han suscitado interés en el Govern, como la confirma el encuentro que mantuvo ayer la directora de la Agència Tributària de les Illes Balears (ATIB), Maria Antònia Truyols, con la organización profesional que integra a los hoteleros de Menorca.

Esperemos ahora que el Govern demuestre el mismo interés para incorporar a Ashome a la Comisión de Impulso del Turismo Sostenible, con lo que evitará convertirla en un mero instrumento recaudatorio.