TW
0

Discreto y amable, y al mismo tiempo perseverante, culto y riguroso en las tareas de investigación, Adolf Sintes ya ha estudiado los mestres d'aixa de Menorca (de la tèquina al bergantí), los sabaters de banqueta des Migjorn Gran, los barrancos de Trebalúger, y la producción de aceite en la Isla (trulls i tafones). Ayer, el leal y constante colaborador de MENORCA «Es Diari» presentó en el Ayuntamiento de Alaior el fruto de muchas horas de estudio y análisis de antiguos documentos que permite descubrir la otra cara y reconstruir la historia de un espacio singular de Menorca, intensamente humanizado, el barranco de Cala en Porter.

A través de Un barranc d'hortolans i arrossers (Llibres d'Alaior 21), Adolf Sintes nos ofrece una mirada atenta, con perspectiva histórica, sobre estos terrenos que acogieron hasta mediados del siglo XX numerosas plantaciones de árboles frutales e incluso la siembra de arroz. Los actuales hortelanos son herederos de quienes les precedieron en estos cultivos, pero, advierte el autor, «hoy se encuentran en un contexto de rápida alteración de los hábitos alimentarios y de consumo, un momento crítico para su continuidad».

Adolf Sintes nos interpela cuando rinde merecido homenaje a la laboriosidad y homenaje a los antiguos hortolans i arrossers de Cala en Porter, y al mismo tiempo se pronuncia a favor de la pervivencia del sector hortofrutícola menorquín mediante la preservación de los sistemas tradicionales de uso y cultivo de la tierra.

La falta de relevo generacional constituye uno de los principales problemas para la continuidad de las explotaciones en este barranco, de agua generosa y tierras fértiles. No consintamos la total desaparición del sector para convertirlo en pieza de museo; amenaza que se cierne hoy sobre la agricultura de Menorca.