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Que Iscomar deje de operar en la línea Marítima de Ciutadella-Alcúdia es, sin duda, una mala noticia, que tendrá efectos negativos para los usuarios y la economía menorquina. Seguramente lo peor es que la noticia era previsible, a pocos habrá sorprendido, no solo por las dificultades propias de la empresa, que en 2009 presentó concurso de acreedores, sino por una competencia terrible en precios, con ofertas a pérdidas. A Baleària se la he añadido este año el «Alcántara dos» de Trasmediterránea, lo que ha representado el último empujón para echar al «Nura Nova».

El transporte en Menorca no es una cuestión que se circunscriba a la empresa privada y a la dinámica de la libre competencia. Algo tiene que decir la Administración para regular un servicio privado de interés público. Sin embargo, Ports, el Consell y el Ayuntamiento de Ciutadella no han mostrado el más mínimo interés por la continuidad del «Nura Nova». Como si no fuera con ellos.

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¿Por qué sale perdiendo Menorca sin el «Nura Nova»? Este barco ha demostrado durante 18 años ser el más fiable para cubrir la ruta, sobre todo en invierno, cuando muchos años se ha quedado solo. Iscomar se ha repartido los beneficios del verano con otras compañías, y ha asumido las pérdidas del invierno en varios ejercicios. Un segundo motivo: la competencia es necesaria para contar con buenos precios y mejor servicio. Si queda una única compañía controlando el mercado no será una situación óptima. Y un tercer aspecto, hasta ahora el puerto de Ciutadella no ha hecho más que crecer en tráfico de pasajeros. Sin Iscomar, esta progresión será difícil que se mantenga, lo que también tendrá efectos sobre la economía local.

Cuando era tiempo de soluciones nada se hizo. Ahora vendrá el tiempo de las lamentaciones.