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Desde hace algún tiempo tengo por ahí apuntada esta frase: «El diluvio cae sobre Yola». La tomé de Tele 5, al parecer cuando anunciaban el programa «Supervivientes». Había una foto de una chica con aspecto madurito, ja granadeta, como dicen por aquí, aguantando un chaparrón con poquísima ropa. Deduje que ese era el diluvio. Me fijé, claro está, en la abundante pechuga de la moza, y añadí a la nota: amb dues bolles del món, es decir, con dos bolas del mundo. No sabía por entonces, ni lo sé demasiado ahora, quién es Yola. Tampoco he visto ningún programa de «Supervivientes», solo alguna imagen de paso, en lo que se llama hacer zapping. De modo que no voy a comentar más que lo que se ve. Me he enterado de que se trata de Yola Berrocal, un personaje del periodismo del corazón que por lo visto se aumentó el pecho y el grosor de los labios. Si aguantó el diluvio debe de tener una fuerte constitución física, porque sé de algún vagabundo que soportó una noche de lluvia dormido sobre un banco y agarró una neumonía de aúpa. Estoy seguro que si Noé lo hubiera sabido, la habría metido en el arca, porque ya se sabe que nada hay tan cristiano como el perdón y que hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve que no necesitan conversión. De donde se infiere que en el cielo también hay alegrías y tristezas y que no todo el monte es orégano.

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Me doy cuenta de que una gran mayoría de la gente vive de estas cosas, y que a lo mejor esta clase de entretenimientos que no dan lugar a pensar demasiado son bien venidos desde las clases dirigentes. La fórmula es tan antigua como el mundo, recuerden el panem et circenses de los romanos y comparen los espacios que los medios dedican al fútbol, por ejemplo, con los que dedican a la cultura. Ya lo decía Quico Pi de la Serra: Cultura rima bé amb candidatura i caricatura. Ahora mismo nuestro país está sumido en un impasse de ocho meses sin gobierno, la semana pasada los catalanes volvieron a echarse a la calle reclamando independencia y el diluvio sigue cayendo sobre Yola sin que nadie tenga ganas de remediarlo, y saben por qué, pues porque duele. A los catalanes les va a doler mucho lograr la independencia, y al resto del país todavía le va a doler más y nos dijeron que íbamos a vivir en la sociedad del bienestar, que muchos confundieron con el no hacer nada, y mientras cae el diluvio sobre Yola no tenemos que enfrentarnos con la dura realidad y qui dia passa any empeny.