Quien sí me pellizca es mi nieta Inés tras escuchar conmigo una selección para niños de las óperas «Aida» y «Orfeo y Eurídice». Se queda primero absorta por los cantantes sin micrófono que le realza su avi, y luego sobrecogida con unos desenlaces que hablan de tumbas y valles de los muertos. Tendré que practicar la censura previa, quiero culturizarla, no atemorizarla.
SÁBADO, 3
Día de clásico, antes llamado «partido de la máxima». Bromas y veras ante un almuerzo rápido. No todos quieren delatarse en el Anatea, un nuevo, interesante y tranquilo espacio gastronómico enfrente de la tumultuaria Pescateria de los sábados.
- ¿Pero tú, de qué pie cojeas?
- Yo bueno, a mí me gusta el fútbol, pero soy del que juegue mejor…
Intercambio una mirada cómplice con mi amigo culé, convencidos ambos desde tiempo inmemorial de que estamos ante un madridista vergonzante, lo mismo que deducimos siempre que alguien nos dice que es apolítico, en realidad es un conservador de tomo y lomo.
Después, empate más o menos justo y aquí paz y después gloria… Para el Real Ramos, por supuesto.
DOMINGO, 4
Tras desayunar con el delicioso dibujo del entrañable Zaca (una gloriosa necrológica sin palabras de la popular radiofonista de Ciutadella Juanita Roca), repaso la prensa del día y vuelven las preocupaciones cósmicas, hoy las elecciones austríacas con el peligro de la entronización de un neonazi, y el referéndum italiano, menos dramático pero con potencial de desestabilización europea. Resulta curioso que después de un año turbulento, sin gobierno, España sea el oasis del continente, sin una extrema derecha amenazante (mérito de la fagocitosis pepera), con crecimiento económico y vuelta encubierta del bipartidismo-colchón. El nudo gordiano sigue siendo el tema catalán; ¿sería válida todavía la propuesta del exdiputado del PP Miguel Herrero de Miñón de un blindaje de las competencias culturales, un pacto fiscal y un referéndum posterior?... No creo que haya voluntad política de llegar tan lejos.
El otro asunto que domina en las cabeceras es, clásico aparte, el presunto fraude a Hacienda (de proporciones colosales) de la estrella blanca Cristiano Ronaldo, después de los conocidos casos de los azulgranas Messi y Neymar. Y es forzoso preguntarse por qué, ¿qué necesidad tienen estos chicos mimados y multimillonarios de defraudar a Hacienda cuando tienen una vida opulenta más que asegurada?... Ay, la condición humana, esa codicia que nos define. También se pregunta uno por la celeridad en la tramitación de los casos Neymar, Messi y Mascherano y la llamativa lentitud en el de Ronaldo. ¡Ay, los largos tentáculos del florentinismo!
LUNES, 5
Salvados los muebles en Austria donde gana, en una victoria pírrica dado el altísimo porcentaje ultra, el político convencional (¡bendita casta cuando la alternativa es un neonazi o un neo loco como Trump!), y trompazo para el establishment en Italia. En el primer caso se temía el efecto contagio en Francia, Holanda, Alemania y otros países, el segundo es un aviso para navegantes de reformas constitucionales apresuradas, pero no constituirá un seísmo político. Los italianos son maestros en la teoría y práctica de la supervivencia política.
MARTES, 6
Corro un rato por el jardín de casa practicando eso que un día lo llamaron footing y luego jogging y ahora running, disciplina (¡oh, sí!) que llena caminos y carreteras de un desfile de modelos cargados de pulseras y camisetas tuneadas con todo tipo para control de pulsaciones, tiempos, distancias, sudoraciones y espasmos varios; voy en plan trotón, digo, mientras escucho las tertulias políticas que giran obviamente (ahora dicen «como no podía ser de otra manera») sobre la cacareada reforma constitucional que irá para largo «como no podía ser de otra manera»…
MIÉRCOLES, 7
En plena época de la posverdad, el padre de la pobre Nerea da una exhibición de torticeras apelaciones a la emoción mientras acumula billetes de banco. Habrá que hilar más fino en las continuas apelaciones a la solidaridad que inundan nuestros correos electrónicos…
Y otro atisbo de posverdad: ¿Ronaldo balón de oro? En fin.
