TW

VIERNES, 16
Según Luigi Spagnoli y Arthur Bloch, no solo hay una ley de Murphy para las tostadas que, como es sabido caen siempre del lado de la mantequilla, sino que también hay una variante para la izquierda política, según la que si el conservador es un enamorado de los males ya existentes, el progresista aspira a sustituirlos por otros. Es posible, continúan, construir el socialismo en un país, pero mejor que vivas en otro. Según esta ley de Murphy de la izquierda, si algo puede ir a la derecha, lo hará y si algo no puede ir a la derecha, también lo hará, por tanto si la izquierda puede ir a la derecha lo hará, y quien empieza a la derecha, terminará más a la derecha…

Y algunas perlas sobre la política en general: Siempre que el capitalismo tenga un desliz será internado en un hospital comunista; las dictaduras no pueden ser sino cínicas, las democracias no pueden ser sino hipócritas. Y, ojo al parche: Siempre que la democracia funciona mal, acusa de populista a quien quiera denunciarlo… Y añado dos de mi propia cosecha ya comentadas aquí: si alguien te dice que es apolítico, puedes jurar que es de derechas y si alguien te asegura que le gusta el fútbol pero que no tiene colores, puedes asegurar que es del club de los valores eternos.

SÁBADO, 17
Paquetes. Llegan por oleadas. Llaman a la puerta, el perro ladra indignado por el estrépito, me lo entregan y desenfundan un artefacto con una pantallita en la que tengo que firmar. Sale un churro (lógico en quien todavía escribe con pluma estilográfica), pero me dicen que da lo mismo y que felices fiestas. Pregunto tímidamente a la receptora y me asegura que solo son los Reyes de la niña. ¡Ah! Sugiero aún más tímidamente que a mí me gusta comprar en las tiendas (hoy me he proveído de mi cargamento habitual de yemas y jijonas de El Turronero, como toda la vida), pero al parecer, los designios de abuela son inescrutables y las teclas echan humo. Intercambio una mirada compungida (por su ajetreo de estos días) con el repartidor de paquetes y me dice que está hasta el gorro de hacer viajes para repartir unas chocolatinas o unos bolígrafos. Y es que los nativos del planeta Amazonia son muy suyos...

DOMINGO, 18
Revista de prensa: Se habla mucho de ciberataques perpetrados por piratas informáticos, desde la cada día más asilvestrada Rusia de Putin, ¿el nuevo Gran Hermano que profetizó Orwell?, o peor, un Estado peligrosamente imprevisible gobernado por un exespía megalómano en un mundo terriblemente inestable cuya máxima potencia va a ser regida por un millonario gamberro…
Celebramos en Sa Vinya un aperitivo muy especial en honor de un amigo al que los avatares de la vida han tratado con insólita crueldad en los últimos tiempos, y que vuelve hoy a sentirse persona. La alegría es intensa pero contenida, no proporcional a la angustia sufrida, pero igualmente liberadora. Además, hoy ha podido constatar la calidad de los sentimientos que ha sabido suscitar y ese es, de momento, su mejor lenitivo y vigorizante.

Noticias relacionadas

MARTES, 20
Llevaba días sin poderme evadir de un mal presagio al contemplar el ambiente de felicidad navideña que embarga al mundo occidental en el solsticio de invierno. Es una provocación insoportable para esos seres fanatizados que nos dan la culpa de sus desventuras (no van del todo desencaminados: la sinrazón se desató con la estúpida guerra de Bush y Aznar, aunque no fue más que el detonante), y que están decididos amargarnos la vida. El bucle diabólico lo completan los partidos de extrema derecha europeos que están afilando las uñas…

Por la tarde asisto a la fiesta navideña del colegio de Inés y viendo la ilusión reinante vuelvo a sonreír y apuntalar la esperanza. Hay que resistir a los infames para dejar un mundo habitable a estos niños que hoy bailan y cantan surfeando sobre la riada de baba de sus padres y abuelos. Es la inmarchitable magia navideña.

JUEVES, 22
Haciendo abstracción de los locos asesinos, no sé si a Jesús de Nazaret le debe de complacer mucho la deriva de la celebración de su nacimiento (me lo puedo imaginar mesándose la barba y mascullando: «De qué aneu, al.lotets?») que, aunque siempre fue un señalado festejo, no solía trascender del ámbito familiar. Hoy día, en tiempos de la extravagancia mundializada en que todo debe ser espectacular e increíble para ser subido a la omnipresente red, la Navidad se ha convertido en un episodio más del interminable carrusel de diversiones y performances de todo tipo.

¿El sentido? Aunque no faltan quienes celebran con emocionada sinceridad el carácter religioso primigenio, o los valores familiares, lo que hoy priva es el turboconsumo y el espectáculo en sí, preñado de cierta sensiblería que alcanza a los personajes ficticios de Dickens y a los anuncios de la tele, pero no a esos refugiados que vagan por el mundo como almas en pena o a esos otros excluidos del sistema que están tan cerca y sin embargo tan lejos. En fin, bones festes a tothom.