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Hoy es el día de San Esteban o segunda fiesta de Navidad, más conocida en Balears como Sa mitjana festa de Nadal. El hecho de que el día después de Navidad sea fiesta, igual que el día que sigue a Pascua Florida, se debe a la necesidad de regresar a casa todos los miembros de la familia que en otros tiempos se reunían para celebrarlo en la hacienda paterna. Eran tiempos en que se viajaba a pie, y debía evitarse caminar de noche, para eludir los peligros del camino. El refrán lo ilustra claramente cuando dice que per Nadal cada ovella al seu corral i per Sant Esteve cada ovella a ca seva. Cuando San Esteban se estableció oficialmente como segunda fiesta de Navidad las familias solían ser tan numerosas que se reunían en dos mitades, pongamos que la parentela paterna por un lado y la materna por otro. En Catalunya es tradicional comer canelones de primer plato y pavo relleno de segundo, y servir turrones de postre. Lo del pavo relleno era también tradicional en mi casa, pero para el día de Navidad, puesto que para San Esteban siempre quedaban muchas sobras. Creo que en Europa también se celebraban las dos fiestas y que la víctima propiciatoria solía ser el pavo, que el diccionario define como «ave del orden de las galliformes, oriunda de América, más grande que la gallina, de cuello largo y sin plumas, del que cuelgan, al igual que de la cabeza, unas carnosidades rojas». Concretamente, cierta Nochebuena me encontré en los Alpes franceses comiendo dinde de Noël con castañas, mientras la nieve iba espolvoreando el ventanal del restaurante. Ya se sabe que por Pascua Florida lo que se suele comer es el cordero pascual, por lo que un amigo mío que se apellida Capó me dijo una vez que cuando llegaba la Pascua salía tan campante, pero por Navidades se guardaba muy mucho de dejarse ver, porque no quería quedar capón, un ave que el diccionario define más escuetamente: «Pollo que se castra cuando es pequeño, y se ceba para comerlo». Ahí se demuestra que el pez grande se come al pequeño, porque los hombres se sientan a la mesa para comer mientras los pobres animales sirven de comida, y les va en ello la vida. Lo que también es tradición por estos días, ya sea el día de Navidad o el de San Esteban, es que los niños se suban a una silla para recitar un poema. Los familiares suelen aplaudir las dotes declamatorias de los pequeños, y luego se rascan los bolsillos para darles propina, diners de nous, que viene a ser también el aguinaldo que reciben los obreros.